Educado desde la cuna para ser rey, el príncipe Carlos de Inglaterra cumple hoy 60 años, una edad que para muchos significa el fin de su vida profesional pero en la que él sigue siendo sólo el «heredero de la corona».
El destino de Carlos -el primer príncipe de Gales que llega a los 60 años sin haber ascendido al trono- sólo podrá convertirse en rey a la muerte de su madre, la reina Isabel II, de 82 años.
Y aunque la vida suela dar sorpresas, la formidable salud de la soberana parece alejar la perspectiva de la sucesión: Isabel II ha heredado los genes de su madre, que murió, lúcida, a los 101 años.
Carlos, que tenía tres años cuando su madre sucedió en 1952 a Jorge VI, ha admitido que puede seguir siendo por largo rato el príncipe más viejo de la historia, e incluso que quizá nunca sea proclamado rey.
«Está en las manos del Señor que esté vivo (a la muerte de mi madre) o si para ese entonces tendré aún todas mis facultades mentales», declaró Carlos a la BBC, que ha pasado un año filmándolo. Esa película, de 90 minutos, «Carlos a los 60: el príncipe apasionado», será divulgada ayer.
Ese calificativo de «apasionado» no es quizá el primero que surge al evocar a Carlos, que ha sido descrito con frencuencia como distante, melancólico, frío, solitario e intensamente privado, y a quien una gran parte de los británicos le dio la espalda por su relación con su primera esposa, Diana, marcada por una serie de mezquindades e infidelidades mutuas.
Pero al llegar a sus 60 años, el príncipe parece más abierto, tranquilo, relajado, subrayan comentaristas de la realeza.
Según sus allegados, su matrimonio en 2005 con Camilla Parker Bowles, ahora Duquesa de Cornuialles, de quien se enamoró en los años 70, le ha dado a Carlos una serenidad que no había conocido antes.
Además, es una fuente de satisfacción para él que sus dos hijos con Diana, los príncipes Guillermo y Enrique, estén forjándose una carrera en las fuerzas armadas y que sus vidas personales parezcan encarriladas.
Carlos se ha esforzado de reconquistar la opinión pública, lanzando tras su divorcio de Diana en 1996 y tras la trágica muerte de la carismática princesa, en agosto de 1997, una verdadera ofensiva, con numerosos compromisos públicos y obras de caridad.
El príncipe tiene una vida muy activa. «No está frustrado», aseguró una de sus biógrafas, Penny Junor, recalcando que Carlos tiene una «pasión auténtica» por una variedad de temas, entre los que destacan la ecología, la arquitectura y la agricultura orgánica.
Los festejos del sexagenario han sido organizados por su madre y por su esposa, que han elaborado una nutrida agenda en la que figuran actos oficiales y fiestas privadas, a la que asistirán leyendas del rock, actores de Hollywod, escritores, amigos y familiares.
Una gala televisada reunirá hoy a actores, entre ellos el popular Rowan Atkinson, alias Mr. Bean, y el estadounidense Robin Williams.
El sábado, Camila ofrecerá una fiesta privada en su honor, en la que Rod Stewart le cantará «Happy birthday» y, a pedido de ella, «Do you think I»m sexy?».
Los ingresos del espectáculo serán para la organización caritativa fundada por Carlos en 1976, el Prince»s Trust, que ayuda a los jóvenes. Carlos también supervisa Prince»s Charities, unas 20 organizaciones caritativas que apoyan desde la educación a las artes.
«Toda mi vida he sentido que he debido justificar mi existencia. He hecho poca cosa, pero al menos es algo», dijo un día Carlos, quien, según Junor, se sentirá también muy triste cuando por fin suba al trono.
«Cuando Carlos se convierta en rey, sentirá una gran tristeza, porque será tras la muerte de su madre, así que aunque es algo que siempre ha deseado, también no lo quiere», aseguró la biógrafa.
Los súbditos británicos parecen haberle perdonado a Carlos el episodio de Diana, si un día sube al trono, pero quieren que lo haga solo, sin una reina a su lado.
Según una encuesta del Daily Telegraph, sólo un 17% de los británicos quiere ver a Camilla como reina, menos de los 28% que aceptaban eso hace un año.