Un poco de caridad


Que agradable fue ver al presidente ílvaro Colom y a su esposa doña Sandra, repartiendo bolsas de ví­veres, entre las familias pobres de algunos asentamientos. Por fin tenemos un Gobierno al que no le da vergí¼enza la verdadera caridad.

Mauricio Henrí­quez, A-1 538534

Lamentablemente con campañas como «Tu limosna los mata», las verdaderas obras de caridad se habí­an visto mal.

Ojalá que este ejemplo que nos dan el Presidente y su esposa, sea imitado de nuevo por aquellas instituciones que anteriormente lo hací­an de manera desinteresada y sin burlarse de las personas que con pena se acercan a éstas a solicitar ayuda para sobrevivir.

En un paí­s de mayorí­a pobre es importante recuperar la verdadera caridad.

No se vale hacer negocios con ella como se ha desvirtuado desde tiempos del terremoto, con la venta de ropa usada, ví­veres y otras donaciones, obtenidas con el argumento de ayudar a los necesitados.