Que agradable fue ver al presidente ílvaro Colom y a su esposa doña Sandra, repartiendo bolsas de víveres, entre las familias pobres de algunos asentamientos. Por fin tenemos un Gobierno al que no le da vergí¼enza la verdadera caridad.
Lamentablemente con campañas como «Tu limosna los mata», las verdaderas obras de caridad se habían visto mal.
Ojalá que este ejemplo que nos dan el Presidente y su esposa, sea imitado de nuevo por aquellas instituciones que anteriormente lo hacían de manera desinteresada y sin burlarse de las personas que con pena se acercan a éstas a solicitar ayuda para sobrevivir.
En un país de mayoría pobre es importante recuperar la verdadera caridad.
No se vale hacer negocios con ella como se ha desvirtuado desde tiempos del terremoto, con la venta de ropa usada, víveres y otras donaciones, obtenidas con el argumento de ayudar a los necesitados.