El presidente ílvaro Colom, tras la ya insoportable violencia, habla sobre un plan de desestabilización, y puede ser cierto… para qué lo vamos a dudar. El mensaje presidencial de anoche intentó calmar a una población que ya se encuentra mentalmente enferma, y nos sentimos invadidos de una paranoia.
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Ha habido peores días que ayer y hoy, pero por el estado de temor en que vivimos, la situación llegó a niveles insoportables. Como decía, el presidente Colom intentó calmar a la población, pero él nunca se ha caracterizado por ser buen orador, por lo que su mensaje no dio en el punto necesario que la población necesitaba.
Pero lejos de discursos, lo que se necesita son acciones. De nada nos sirve que se intente justificar el cómo o el porqué suceden estos ataques. A la población sólo le interesa que ya no se den los ataques, que no sufran por la escasez de buses.
Las justificaciones del Gobierno parecen increíbles. Ayer, el ministro de Gobernación intentó explicar el fenómeno a través de la hipótesis sobre un tal Smiley, de quien no se le duda su autenticidad como un fuerte delincuente que controla la muerte de pilotos, pero poco o nada nos sirve de que se haya identificado, pero que no se observen resultados.
O que el Presidente asegure que es un plan de desestabilización de parte del crimen organizado, ya que este grupo es realmente muy amplio y difuso, y no nos explica en nada cómo protegernos y qué hacer.
Y ante este juego de declaraciones, el tema se ha politizado, sin que éste sea el mejor fin. La ley de armas y municiones sigue sin aprobarse, a pesar de que las armas ilegales provocan la mayor parte de esta «desestabilización». También, los partidos políticos se han metido a opinar, o mejor dicho a criticar, pero a pesar de todo no se logra nada de nada.
Y si realmente es un plan de desestabilización, queremos que el Gobierno actúe y que no esté creando excusas; que se capture a los culpables, y que al día de mañana la situación mejore.
Y, reitero, tras el anuncio del Presidente -supuestamente que intentó calmar el temor- la situación hoy es peor. Dos pilotos ya han sido asesinados hoy; un pasajero y dos ayudantes gravemente heridos; un bebé de dos meses herido; un hombre dejó su carro a mitad del puente El Incienso y se tiró al fondo del barranco. ¿Son estos los hechos que nos ayuda? Obviamente, no.
Habría que ver el estado de ánimo de las personas, que al salir de su casa no saben se regresarán… si por la noche se volverán a encontrar, o si la violencia cortará ese reencuentro. Y el Gobierno se ha vuelto tan insensible que, en lugar de intentar solucionar el problema, se mete a tratar de justificar hipótesis sobre planes de desestabilización, suponiendo que el ataque es contra ellos y que «alguien» los quiere hacer quedar mal. Sí, pues. Nadie lo duda, pero, ¿y nosotros?