Mediante un mensaje a través del sistema de radio y televisión, el presidente ílvaro Colom se dirigió al pueblo de Guatemala la noche de ayer martes denunciando la existencia de un plan de sectores interesados para desestabilizar a su gobierno.
El gobernante hizo el anuncio pocas horas después de la jornada sangrienta que se vivió en la capital como consecuencia de varios ataques a tiros en contra de autobuses del transporte público que dejaron el saldo de muertos y heridos, además de una serie de rumores y especulaciones en torno a supuestas intenciones de un golpe de estado militar hasta la posibilidad de imponer un estado de excepción extremo como el estado de sitio.
Los constantes atentados en contra de las unidades del transporte que ya han costado la vida a muchos conductores y sus ayudantes, así como a pasajeros, responden sin duda a un plan maquiavélico bien orquestado para crear zozobra entre la población tratando de predisponer a la opinión pública en contra del actual gobierno.
Con justa razón, los guatemaltecos de a pie, que por sus limitaciones económicas carecen de un vehículo propio, están atemorizados pues tienen que exponer su vida todos los días al abordar los buses del transporte público ante el riesgo de recibir un balazo durante los ataques que ya se han generalizado y que se producen casi todos los días en contra de las camionetas del servicio urbano en la capital.
La impresión que existe entre la ciudadanía, es que el actual gobierno está improvisando y que carecía de un plan adecuado para enfrentar la embestida de la violencia que hoy por hoy es el principal desafío para el pueblo de Guatemala.
Y aunque es posible que haya algo de cierto en esas apreciaciones, también lo es que algún sector está detrás de los atentados para crear la impresión de ineficacia y fracaso de las actuales autoridades del Estado.
Algunos analistas creen que las acciones de terror en contra de las unidades del transporte público podrían estar relacionadas con propósitos perversos para impedir cierto tipo de reformas a la ley de armas y municiones, asunto que actualmente se debate en el Congreso de la República.
Consideramos que al margen de las simpatías o antipatías que pudiera generar el gobierno del presidente ílvaro Colom, el problema de la violencia requiere la unidad de todos los sectores del país, ya que se trata de un asunto de interés nacional, pues es un fenómeno que está golpeando y poniendo en peligro la seguridad de todas las personas sin importar colores o simpatías políticas.
Si es necesario, el Gobierno debería pedir ayuda internacional como la del FBI para establecer qué grupo está detrás de los atentados en contra de los pilotos.