«Esto (la CICIG) es como llevar a los hijos con el vecino para que los nalguee».
Lucrecia Marroquín, diputada al Congreso por el FRG.
rmarroquin@lahora.com.gt
Con 110 votos a favor, la Comisión Internacional contra los Cuerpos Ilegales en Guatemala (CICIG) logró ser aprobada en el Congreso de la República. En una intensa jornada, los diputados y diputadas emitieron su opinión sobre el dictamen desfavorable que había recibido el proyecto en la Comisión de Relaciones Exteriores del Legislativo.
Como era de esperarse, todo el pleno, a excepción del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), rechazó la decisión de la sala de trabajo e inmediatamente, dieron el visto bueno a la iniciativa por medio de «urgencia nacional».
Y vaya que urge. La Constitución Política de la República establece que la paz y la seguridad, al igual que la justicia, son derechos fundamentales para toda la población. Sin embargo, en la práctica real, las instituciones del Estado no han logrado brindar las garantías mínimas a la población para un desarrollo integral, afectado enormemente por los altos niveles de inseguridad e impunidad que se registran en el país.
A través de los Acuerdos de Paz, el Gobierno se comprometió a fortalecer el poder civil e implementar las políticas necesarias para garantizar la justicia. Hoy, diez años después de la transición a la paz, los documentos firmados en diciembre de 1996 se encuentran engavetados y vamos en retroceso en el tema de seguridad.
Diversas organizaciones sociales han denunciado que los aparatos represivos creados por la inteligencia militar durante el conflicto armado no fueron desarticulados, y se han trasladado al ámbito privado, donde comenten nuevos crímenes en contra de la población.
Esto es claro cuando vemos los miles de casos de mujeres asesinadas con claras señales de tortura, atentados, hostigamientos y desapariciones de defensoras y defensores de Derechos Humanos, violencia contra organizaciones del sector civil y violencia contra personas dedicadas a la política.
Hasta el momento, el Ministerio Público ha sido incapaz de satisfacer las necesidades de la población. El Centro de Estudios de Guatemala señaló que la impunidad alcanza al 97% de los casos denunciados.
Algunos diputados y diputadas prefirieron nuevamente quedarse en el lado oscuro de la política, a través de los votos en contra de la propuesta o de su ausencia en el Congreso. Pero la aprobación de la CICIG tampoco puede considerarse como un regalo de los partidos políticos para la población, sino como un deber que debieron cumplir para asegurar la construcción de un verdadero Estado de derecho.
La presión desde el sector civil y de la comunidad internacional dieron sus frutos en el hemiciclo parlamentario. La CICIG representa una oportunidad para el fortalecimiento de las instituciones y para el cumplimiento del trabajo que, hasta el momento, quienes han gobernado han sido incapaces de cumplir y que conforman el grupo político que merece varias nalgadas por su incompetencia.