Un panorama complicado


El nombramiento de Francisco Jiménez como nuevo Ministro de Gobernación, viene a darse en uno de los momentos más complicados del paí­s por la conjugación de elementos que pueden aportar seriamente a la ingobernabilidad.


El Ministro, como ex encargado de la inteligencia civil, debe estar al tanto no solamente de la situación de las estadí­sticas criminales y su distribución en las regiones del paí­s, sino que de los grandes focos de descontento que se empiezan a manifestar por la crisis económica, el rechazo a polí­ticas tanto públicas como privadas y las reacciones ante el vací­o institucional que se percibe en la sociedad guatemalteca.

Tras el fallecimiento de Vinicio Gómez, la expectativa del perfil del nuevo funcionario subió por haber traí­do a colación la importancia real de un cambio institucional que permita a largo plazo enfrentar los retos que tiene la cartera del interior.

Ahora, volviendo a escoger a un técnico apartado de la actividad polí­tico partidista, deberí­a poder dar cumplimiento a su ofrecimiento de toma de posesión de continuar con los procesos que quedaron establecidos en los primeros meses del Gobierno.

Sin embargo, la urgente necesidad de proceder con los cambios institucionales no puede hacer que se obvie la atención a los casos de coyuntura o a los procedimientos establecidos para la comisión de delitos en una estructura estatal que ha dejado vací­os por todas sus regiones.

Los procesos de depuración por medio de la Inspectorí­a, el fortalecimiento de la Academia de la PNC, el impulso a la inteligencia civil por medio de la DIGICI y el final feliz de profesionalización de las fuerzas policí­acas, darí­an un alivio a la situación de temor que se vive ante la percepción de agentes de las fuerzas de seguridad que estarí­an comprometidos con los bandos contrarios.

Todo indica que el presidente ílvaro Colom se ha decidido por apoyar la reforma institucional que vení­a. Hará falta que se le dé el complemento social a la reforma de manera eficiente para que la mezcla de condiciones de paupérrimo desarrollo no vengan a complicar más la crisis de violencia que sufrimos los guatemaltecos.

Los problemas del paí­s están centrándose en la economí­a y en la violencia. Enfrentando estos dos grandes retos con fortalecimiento institucional que garanticen el papel del Estado, se puede encarar el camino hacia el desarrollo.