Un país que reprueba en educación


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Una mala calificación puede ser un sinónimo de déficit de atención, problemas de aprendizaje o desinterés de un alumno, pero cuando son miles de estudiantes los que reprueban los cursos básicos de idioma español y matemática, es momento de pasar revisa por el sistema educativo completo. En el país, la formación docente reprueba el examen de eficiencia y obliga a impulsar una reforma profunda.

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REDACCIÓN LA HORA
lahora@lahora.com.gt

En Guatemala las cosas no marchan bien en cuestión de educación. Esa conclusión que puede ser contundente, molesta e inconveniente para algunos, es simplemente realista, de acuerdo con las evaluaciones que realiza el Ministerio de Educación sobre el rendimiento de los futuros educadores.

Según información oficial difundida por la Universidad del Valle de Guatemala, el logro de los graduados de magisterio en 2011 fue de 19.80 por ciento en lectura, lo que significa que solo 1 de cada 5 futuros maestros aprobó los requisitos mínimos en ese campo.

Las cifras fueron aún más desalentadoras en cuestión de números, pues el logro de los graduados de magisterio en 2011 fue de 3.74 por ciento en matemática; eso significa que el 96.26 por ciento restante no está capacitado para enfrentarse a los problemas numéricos elementales de un egresado del nivel medio.

¿Quién es el responsable por estos resultados? La respuesta no es fácil de responder, pero con claridad se ha determinado que las fallas se encuentran en el sistema educativo; estas se replican cada año, especialmente, con una educación inadecuada para los futuros educadores quienes, a su vez, transmiten conocimientos de forma deficiente a sus alumnos.

Según el Ministerio de Educación, a diferencia de la mayoría de países latinoamericanos, la formación inicial docente en Guatemala no se realiza a nivel superior o universitario, y en la actualidad las escuelas normales continúan formando docentes en el nivel de educación media o secundaria, como se hacía en otros países de la región a comienzos del siglo XX.

En este contexto se ha planteado la necesidad de reformar el plan de estudios de la carrera de Magisterio como una forma de transformar la desalentadora realidad actual, para ofrecer más oportunidades a los alumnos del futuro. Aunque la oposición no se ha hecho esperar, los resultados de los estudiantes se han convertido en el principal argumento para promover el cambio.

FRÁGILES ESLABONES

Los problemas en la educación inician desde temprano, lo cual se evidencia en la deficiencia de aprendizaje en los estudiantes a partir del nivel primario; esto se comprobó con los exámenes realizados por el Misterio de Educación a los estudiantes que terminaron primero, tercero y sexto grado, en los últimos seis años.

Según esos resultados, el 95 por ciento de los estudiantes de primero primaria no alcanzaron los logros mínimos en lectura en 2010; En igual medida reprobaron los estudiantes de tercero primaria y con un nivel más bajo, el 98 por ciento de los estudiantes de sexto grado no consiguieron cumplir con el objetivo de aprendizaje.

En matemática, de acuerdo con los resultados de las pruebas de 2010, el 95 por ciento de los estudiantes de los tres grados evaluados no consiguieron el logro del aprendizaje básico. Estos eslabones de la educación son frágiles y se debilitan, por lo que difícilmente pueden superar sus deficiencias en el nivel básico o medio.

Las deficiencias se acentúan con el paso de los años y el resultado se observa en la última etapa de formación escolar.

En 2012, de cada 100 alumnos, solo 25 bachilleres alcanzaron el logro en lectura, 21 estudiantes de la carrera de Perito, 19 de Magisterio y 16 de Secretariado. Eso implica que, en promedio, el 80 por ciento de egresados del nivel medio no cuenta con capacidad lectora, lo que significa insuficiente rapidez y comprensión de los textos.

Por otro lado, sobre el desempeño en matemática, de cada 100 alumnos, solo 10 bachilleres alcanzaron el logro, 6 peritos, 5 docentes y una secretaria; eso significa que el 95 por ciento de los estudiantes no cuenta con las habilidades mínimas para resolver problemas numéricos.

Pero quienes completan los cursos y consiguen el título de Magisterio, no necesariamente tendrán suerte en el mercado laboral, pues según el Ministerio de Educación, en la actualidad se gradúan 20 mil alumnos al año y de esos, solo de dos a tres mil consiguen trabajo.

El Procurador de Derechos Humanos, en el informe que presentó al Congreso en enero pasado, refiere que en 2010 la UNESCO señaló que Guatemala ocupa el lugar 98 entre 128 países en cuanto a calidad y acceso a la educación, en el informe denominado “Llegar a los marginados”, informando que pese a que la cobertura en el nivel primario ha alcanzado el 98 por ciento, el 37 por ciento de estudiantes la abandona antes de haber terminado sexto grado.

El Magistrado de Conciencia advierte que “un logro importante lo constituye el hecho de que el primer grupo de maestros del sistema educativo nacional de preprimaria y primaria que ejercerá el cargo con título universitario, se graduó en julio 2011 en la Universidad de San Carlos, papel clave en cuanto a mejorar la calidad”.

Según el informe, son más de 2 mil 700 profesores, en la primera promoción de Profesorado de Enseñanza Media de la Usac, graduados, que ocupan plazas en escuelas públicas de áreas urbanas y rurales y se espera que la segunda promoción, integrada por cuatro mil 311 maestros, se gradúe en 2012.

En abril 2011 se conoció que Guatemala ocupa el puesto 130 de 138 países evaluados en la calidad educativa en matemática y ciencias, lo que incidió para que descendiera ocho puestos en el Índice Global sobre Tecnologías de la Información y Comunicación 2011, según el Foro Económico Mundial.

También en mayo 2011, el Banco Mundial informó que la educación del país es la de más bajo nivel del Istmo centroamericano. Los jóvenes guatemaltecos que ingresan en el mercado laboral tienen dos años menos de educación que los salvadoreños, ya que el país está en el último lugar de la región respecto a la enseñanza; además, tiene poca calidad y profesores mal calificados.

Menos del 10 por ciento de los maestros de primer grado cuentan con licenciatura, contra el 90 por ciento en Costa Rica y El Salvador; 66 por ciento en Panamá y 22 por ciento en Nicaragua.

REFORMA NECESARIA

Según Eduardo Herrera, de la Coordinadora Nacional de Magisterio, uno de los problemas de la educación nacional es que de una manera se enseña y de otra se evalúa: “Las evaluaciones estandarizadas que hace el Ministerio no reflejan la situación del país, ya que son hechas por técnicos detrás de un escritorio, pero la realidad es otra”.

Herrera indica que los bajos resultados que se obtuvieron de parte de los alumnos “es una realidad que salta a la vista”, sin embargo, señala que el maestro estudia la didáctica para estudiar la matemática y no para entrar a la universidad, por lo que encuentra un desafío en la propuesta de profesionalización.

Según Herrera, los últimos resultados no han incidido en la formulación de la propuesta de reforma a la carrera magisterial, pero la Coordinadora ha insistido desde tiempo atrás en la necesidad de reestructurar el sistema educativo nacional, pero no se había tenido la voluntad política para realizar estos procesos.

Verónica Spross, directora ejecutiva de la organización Empresarios por la Educación, señala que los resultados obtenidos por alumnos de diversificado, y especialmente de magisterio, “obligan al país a pensar en la reforma del subsistema de formación inicial docente”.

Es necesario tener docentes mejor preparados, con el fin de que los alumnos salgan también mejor preparados, señala.

Además, manifiesta que se debe  revisar quiénes son los formadores de formadores con sus capacidades, su formación, etcétera.

“La reforma a la carrera magisterial debe buscar formar a un docente que tenga destrezas, capacidades, competencias y habilidades en línea de los contenidos, para hacer una buena labor en el aula y formar adecuadamente” a los futuros maestros, concluye Spross.

“La reforma a la carrera magisterial debe buscar formar a un docente que tenga destrezas, capacidades, competencias y habilidades en línea de los contenidos, para hacer una buena labor en el aula y formar adecuadamente”.
Verónica Spross
Empresarios por la Educación