El ramadán comenzó este jueves en Irak en medio de la discordia y un aumento de las medidas de seguridad, mientras que el presidente George W. Bush debía anunciar una primera retirada de las tropas estadounidenses establecidas en el país.
Los sunitas iraquíes entraron este jueves en el mes sagrado del ramadán, caracterizado durante los últimos años por un aumento de los atentados. Sin embargo, para los chiitas del país, que conforman la mayoría de la población, el mes del ayuno empezará el viernes.
«Hemos dado órdenes a la policía para que permanezca en estado de alerta máxima», aseguró a la AFP un responsable del ministerio del Interior, quien pidió no se revelara su nombre.
Conforme al espíritu de conciliación que debe reinar en este mes sagrado, el contingente estadounidense en el país ha anunciado la liberación de un primer grupo de prisioneros iraquíes.
Hasta el 13 de octubre, entre 50 y 80 prisioneros serán liberados diariamente, en una operación bautizada «Pata de león».
El número de detenidos en las cárceles estadounidenses ha aumentado notablemente desde el lanzamiento en febrero de 2007 de un importante plan de refuerzo de la seguridad en Bagdad. En la actualidad se estima que son cerca de 20.000.
Este jueves, el presidente Bush anunciará un primer calendario para la reducción de las tropas estadounidenses en Irak, que en diez meses podrían pasar de 168.000 a 130.000 militares.
En un discurso por televisión previsto para las 21H00 en Estados Unidos (01H00 GMT del viernes), Bush se pronunciará sobre el tema, siguiendo probablemente las recomendaciones del general David Petraeus, jefe de las tropas estadounidenses en Irak.
Mientras tanto, «diferentes patrullas han sido desplegadas en numerosos barrios (de Bagdad) y recibido la orden de vigilar toda concentración sospechosa, controlar los vehículos aparcados en las veredas», precisó el ministerio del Interior iraquí.
Antes del mes del ramadán las medidas de seguridad en Bagdad eran ya muy estrictas, con un gran número de barreras y puestos de control de la policía, el ejército iraquí y las fuerzas estadounidenses.
A pesar de ello, los habitantes de la capital temen un retorno de la violencia en este mes que debería estar marcado por los deseos de paz.
Los militares estadounidenses han comenzado recientemente la construcción de un nuevo muro de hormigón entre dos barrios chiita y sunita, Al Chula y Ghazaliya, al noroeste de Bagdad.
El miércoles, centenares de residentes de ambos barrios se manifestaron entre Al Chula y Ghazaliya para denunciar la construcción del muro, que, según ellos, sólo «reforzará el sectarismo y los odios confesionales».