Un nuevo año, una nueva oportunidad


Comienza un nuevo año y como todo lo nuevo trae incertidumbre, zozobra, pero así­ mismo nuevas ilusiones, esperanzas y promesas.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Cada fin de año realizamos una recapitulación de lo bueno, lo malo y no tan malo que surgió en el transcurso del año que pasa y hacemos una evaluación que nos permite decidir si la vida que hemos estado llevando es la que deseamos llevar y aceptar que hemos de aprender más lecciones de la misma. Que la vida transcurre, y nosotros somos las y los actores principales de la nuestra. Podremos sentirla monótona si así­ lo permitimos; pero también, puede ser excitante, poderosa y energizante.

Cuando nos referimos a nuestros propósitos del nuevo año en la vida, comienzan a circular una serie de ideas que pueden llegar a constituirse en objetivos y concretizarse en una meta a seguir. Que de ninguna manera se cumplen de forma mágica, requieren de nuestro esfuerzo y muchas veces del apoyo de las personas que nos rodean.

Han de visualizarse de forma realista como un proceso en el cual existen diferentes etapas. Y creo fundamental conocer nuestra propia motivación para realizar cada uno de nuestros objetivos. Considerar que nuestra felicidad estará incluida en cada intento y no necesariamente en cada logro.

La vida es un riesgo que merece ser tomado. El peor riego es quedarnos inermes esperando que la vida transcurra, como agua entre nuestras manos. A veces en lugar de actores de nuestras vidas nos convertimos en espectadores; es algo así­ como si la estuviéramos viendo pasar por televisión. Y es entonces cuando nos volvemos viejos, frí­os, calculadores, y la esencia y sentido principal de nuestras vidas desaparece.

Es relevante que al plantear nuevos propósitos en la vida, analicemos nuestro ser, nuestras relaciones humanas, nuestra forma de hacer las cosas, que lo hagamos por nuestra voluntad y no por quedar bien con terceros.

Siento que cuando hablamos de nuestras aspiraciones, de alguna forma muchas veces las planteamos fuera de nuestro interior, con grandiosidad y poco realismo, con poca esperanza, de tal modo, que nos es muy difí­cil poder llegarlas a concretar y por ello con mucha frecuencia nos frustramos al no lograrlas.

El fin primordial de la vida es que seamos felices, es cierto que existen situaciones cambiables que nos pueden llevar a tener una mejor calidad de vida. Tales como; dejar de fumar, de ingerir alcohol u otras sustancias psicoactivas. Dejar el sedentarismo, luchar contra el sobrepeso, estudiar y leer más, afanándonos en ser mejores trabajadores, mejores personas y apoyar este tipo de iniciativas nunca esta de más. ¿Y por qué no pensar en iniciar un proceso de psicoterapia personal? Pero la vida no tiene recetas para vivirla, cada una y uno de nosotros hemos de encontrar nuestro propio modo. Para ello también hemos de trabajar potencializando nuestro ser, buscando ser más compasivos, humanos y comprensivos.

Encontrando nuestras experiencias creativas, a través de todas las manifestaciones de arte (música, danza, teatro, lectura, escritura) y aún en nuestra propia cotidianidad; enfatizando en cada una de ellas. Para integrarnos de manera profunda desde nuestro alma, nuestros sentimientos, nuestras actitudes y nuestros pensamientos.

Este proceso de integración personal nos permitirá tener ví­nculos profundos con otros seres humanos, con la naturaleza, con nuestra espiritualidad y, asimismo, con el universo. De tal manera que nuestro pequeño mundo contribuya a una mayor armonización dentro de la vida.

Hemos también de pensar en afrontar situaciones difí­ciles, rompiendo cí­rculos viciosos que nos dañan o anulan en la vida. Tales como el terminar una relación amorosa por dura que sea, dejar un trabajo que nos hace sufrir y no nos permite disfrutar de la vida, de nuestras amistades y de nuestra familia, respetar a nuestros muertos y dejar que descansen en paz.

Nada es fácil, la vida es difí­cil y está estructurada de tal manera para que permanentemente asumamos riesgos.

Bueno, les deseo un buen año y que cada una y uno de ustedes se sientan fortalecidos en el desarrollo de sus actividades. Que encuentren amor en lo que hacen y que lo expresen sobre todo, a quienes aman. Así­ que un feliz año nuevo 2008.