Un negocio de dimensiones desconocidas en Estados Unidos


El último año y medio, Estados Unidos no ha podido contener el fuerte empuje de los diferentes carteles del narcotráfico en México, y han logrado ingresar a ese paí­s toneladas de droga. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Durante los últimos 18 años los cárteles mexicanos de la droga introdujeron al menos 200 toneladas de cocaí­na y una cantidad similar de heroí­na en Estados Unidos, una estimación oficial que, sin embargo, no da cuenta de la magnitud real del negocio.


Los narcotraficantes se embolsaron como mí­nimo 5.800 millones de dólares durante esos años, pero de nuevo esa cifra no ilustra ni de lejos la dimensión de su lucrativo y arriesgado oficio, reconoce la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA).

Esas cifras, calculadas durante años de incautaciones y detenciones, son las que sirvieron a las autoridades estadounidenses para anunciar el jueves la presentación de cargos contra 43 personas, entre ellas diez grandes capos.

El cártel de Sinaloa, el de Juárez y la banda de los Gí¼eros son las principales organizaciones incriminadas por esos nuevos cargos, presentados a la prensa por el fiscal general, Eric Holder.

Las actas de acusación, cuatro presentadas en Nueva York y ocho en Chicago, describen suscintamente un negocio cuya materia prima nace en los fértiles valles del norte de Colombia, llega en avionetas, submarinos, barcos o camiones a México y luego es trasladada al principal mercado mundial, Estados Unidos.

«Aproximadamente de 1,5 a 2 toneladas de cocaí­na al mes y cantidades importantes de heroí­na llegaban a una organización en Chicago dirigida por los hermanos Flores», explicó en rueda de prensa el fiscal del distrito norte de Illinois, Pat Fitzgerald.

Esos hermanos, que acabaron siendo capturados, recibí­an la cocaí­na por dos canales diferentes, uno dirigido por el El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, que dirigen diferentes facciones del cártel de Sinaloa.

El 70% de la cocaí­na que entra a Estados Unidos lo hace por Ciudad Juárez, la más violenta urbe de México, fronteriza con El Paso (Texas), asegura una de las actas distribuidas a la prensa.

La droga a veces llegaba directamente a Chicago, a veces a Los Angeles para luego ser redistribuida en cantidades más pequeñas.

El otro suministrador era el grupo de Arturo Beltrán Leyva, alias El Barbas.

Esos tres grandes capos, junto a familiares y socios, formaron el núcleo de que lo se conocí­a como la Federación, que uní­a a otros cárteles del narcotráfico mexicano en el negocio.

«A principios de 2008, Arturo Beltrán-Leyva rompió su alianza con Guzmán-Loera (El Chapo) y la Federación por numerosos contenciosos, incluido el control de rutas lucrativas de narcotráfico y la lealtad de clientes», explica una de las actas de acusación.

«De hecho, las dos diferentes fuentes de suministro se hallaban en guerra una con otra», explicó el fiscal de Illinois.

Eso no impedí­a a pequeños grupos convertirse en «correos» para unos y otros de forma alternativa.

Esos enfrentamientos en Estados Unidos coinciden con el auge de la guerra del narcotráfico en México, que se ha cobrado en los últimos tres años más de 9.600 ví­ctimas.

«A menudo nos preguntan, ¿por qué presentan actas de acusación una y otra vez?», señaló en rueda de prensa la administradora de la DEA, Michelle Leonhart.

«Es simple. Estas acusaciones son más recientes. Y a medida que detectamos y perseguimos a estos capos, encontramos más y más maneras de atacarlos», aseguró.

Pero estas nuevas acusaciones no incluyen a todos los cárteles mexicanos, como La Familia michoacana o el temible grupo de Los Zetas, que poseen también sus propios canales de penetración en Estados Unidos.