Por Mario Gilberto González R.
Cuando los antigí¼eños -pacíficos y tranquilos- entregados cada día a la mística, al estudio, al trabajo y a levantar con dignidad a su familia- se cansaron de sufrir los rigores del dictador de los veintidós años y escucharon el redoblar de los tambores y el sonar de los clarines de un nuevo amanecer, unieron sus ideales e integraron con valentía y arrojo, la prolongación en la ciudad de las ruinas del Partido Unionista.

Desde la mística, fue en su Virgencita de Dolores del Calvario donde depositaron su fe para derrocar al dictador de los veintidós años. La sacaron en procesión de rogación e implorar su intercepción. En cada esquina la volvieron hacia la ciudad Capital y antes de que ingresara a su templo, hicieron lo mismo y de rodillas clamaron para que el país fuera liberado del tirano. Toda la ciudad llenó la amplia plazuela y la extensa alameda.
Sólo en casos excepcionales sale en rogación la «Reina del Pensativo». Y una excepción fue para pedir que los librara del tirano. Y al volver a sus casas, después de esta piadosa rogación, llegó la noticia de que la arrogancia y el mando del tirano, rodaban por lo suelos. Los antigí¼eños se sintieron siempre orgullosos de su Virgencita del Calvario y así lo escuché decir a mi abuela Mamá Tona y a las personas mayores en mi niñez, que fue ella la que los ayudó para liberarse de una larga tiranía. Desde el primer cuarto del siglo XIX, los antigí¼eños le dedicaron completo el mes de noviembre para su culto y en su honor se celebró la Feria de Verano. Lastimosamente y por un mal entendimiento entre los vecinos y los religiosos franciscanos, desde hace varios años, se perdió esa fervorosa tradición de dedicarle el mes completo de noviembre y no ha sido posible restaurarla por falta del «justo discernimiento» que recomendaba el seráfico. Espero que cuando se lea este artículo, a quienes compete restaurar esa tradición lo hagan y el próximo Noviembre, la Reina del Pensativo, vuelva a recibir el homenaje de su pueblo y por nada se pierda una tradición de profundas raíces afianzadas en el sentimiento cristiano de los vecinos antigí¼eños y en el tiempo porque viene del primer cuarto del siglo XIX.
Cuando los antigí¼eños apoyaron al Partido Unionista, la respuesta del tirano no se hizo esperar. Fueron fusilados en los paredones del costado de San Francisco, los ciudadanos Ramón Palencia y Pedro Cofiño por ser contrarios a su régimen y clausuró la Escuela Normal que funcionaba en lo que fue el convento de los Jesuitas y en su lugar instaló una fábrica de aguardiente.
Mi abuela -Mamá Tona- no fue afín a la tiranía de los veintidós años, Y tuvo sus fundadas razones. Mi abuelo paterno fue fusilado por oponerse a la reelección del tirano. Mi padre y mis tíos fueron expulsados del colegio «La Juventud» y la casa vigilada. Las fábricas mermaron considerablemente su producción y la economía familiar tambaleó, al extremo que al correr de los días se perdió todo.
Mamá Tona guardaba con esmero, doblado en cuatro y atados con una cinta, todos los números de los periódicos El Unionista y el Chiltepe. Fotografías del tirano sobre calaveras, de las manifestaciones del pueblo y los linchamientos contra los esbirros, cuando el pueblo pedía «otro toro…»
De los papeles que mi abuela guardaba en una cómoda con chapas de plata en la cerradura, conservo la hoja suelta que en Diciembre de este año, va a cumplir noventa años.
Invitación del Partido Unionista de Sac. al pueblo antigí¼eño en Dic. de 1920
«Centro Unionista de Sacatepéquez. Los infrascritos miembros del Partido Unionista, interpretando los justos deseos del Pueblo, de solemnizar de la mejor manera el primer aniversario de la inmortal Acta del 25 de Diciembre de 1919, que fue la antorcha que iluminó las conciencias; que nos sacó del ergástulo infamante para darnos libertad y derechos, hoy se permiten hacer un llamamiento a todos los buenos patriotas, a una reunión que tendrá lugar el próximo domingo 19 del corriente, a las 2 de la tarde en el Teatro Municipal de esta Ciudad, (1) para tratar el modo y forma con que conmemoraremos tan gloriosa fecha. / Por no ser posible distribuir individualmente una invitación tan extensa, pues todos los Antigí¼eños son Unionistas, hacemos circular esta profusamente, a fin de que todos los que de ella tengan conocimiento, queden invitados y con su asistencia den importancia al acto. / Antigua, Diciembre de 1920.» Esta invitación la firman distinguidos antigí¼eños. A muchos de ellos alcancé a conocer en mi niñez y juventud. Me regalaron muchas referencias de la vida antigí¼eña, además de su amistad y su cariño. «Sal.(vador) Falla h., David Cóbar, Julián Arriola, Héctor Valle Lazo, Ramiro Azurdia O., Manuel J. Noriega, F. Muñóz B., José F. Méndez, J. Fed.(erico) Muñóz, Edmundo Guerrero, M. A. Cóbar, Julio Pellecer C., Ben.(edicto Estrada, Alberto Palomo, Agapito Paz, Manuel de J.(esus) Azurdia, Arturo Matheu D (urán)., Ef. Cóbar Lazo, Max. Saravia, C.(arlos) Matheu C., M.(anuel) F (rancisco). Pellecer, Antonio Durán I., Raf. (ael) Moreira L., David González, Luis D. Durán, Ed.(uardo) R. Cáceres, Mno. (Máximo) Castañeda, José M.(ária) Barrutia, Eduardo Cóbar I., Max. De la Hoz, J. Domingo Noriega, H. Solis R., Froilán Morales M., Ernesto Morales y M., Leopoldo Valdés, Casimiro Gómez C., Prudencio Pellecer, J. (ua porn) Arturo Mendoza, Juan M.(anuel) González, Gabino Villatoro.»
Acordaron levantar un monumento en el Parque Central de Antigua Guatemala, con el nombre de todos los valientes guatemaltecos que firmaron la famosa Acta del 25 de Diciembre de 1919 y que fue el detonante de la lucha abierta contra la dictadura hasta verla derrocada.
Y para perpetuar esa memoria y que sirva de ejemplo a las nuevas generaciones, vamos a recordar sus nombres. Muchos de ellos, jugaron papel decisivo contra otra tiranía que agazapada esperó el momento para coartar la libertad durante catorce años más y que por razón cronológica, me tocó vivir.
En una tarja de mármol y en alto, los antigí¼eños, dejaron públicamente este testimonio.
Monumento en homenaje a los firmantes del Acta del 25 de Dic. de 1919.-
Al fondo el quiosco que fue sustituido por la fuente de las cuatro sirenas y más allá, el cono del volcán de Agua.
La placa de mármol tenía esta leyenda: «LA GRATITUD DEL PUEBLO, GRABA CON / CARACTERES DE CARIí‘O, LOS NOMBRES DE / LOS VALIENTES QUE FIRMARON LA / MEMORABLE ACTA DEL 25 DE DICIEMBRE DE 1919./ Julio Bianchi, José Azmitia, Eduardo Camacho, Manuel Cobos Batres, Luis P. Aguirre, Emilio Escamilla, Tácito Molina T., Adalberto A. Saravia, Luis Beltranena, Salvador Matheu, Guillermo Rosales A., José Alvarado, Alberto Mejicanos, Enrique Forno, Leopoldo Alacín, Mariano Castillo A., B. de León O., Juan Rosales Alcántara, Vicente Arévalo, Isaac Archila, Víctor M. Alcántara, Ramón Godoy, José Ma. Saravia, J. Miguel Leal. A., Eduardo Castellanos C., Federico Castañeda C., Francisco Villacorta, Jorge García Granados, Francisco Fajardo, José Barillas F., Juan Vicente Villacorta, Silverio Ortiz, Damián Caníz, José Antonio López, Teódulo Vega M., Bernabé Salazar, Rafael J. Foronta, Tereso A. Rojas, Diego Deán Gálvez, J. Demetrio Avila, Sabino Saucedo, Saturnino González, Eusebio Castillo, Agustín Hernández C., Juan N. Ortiz, J. A. Estrada, Manuel Tizón, Francisco Rodríguez, Rafael González, Pioquinto J. Velásquez Z./ Y GLORIFICA LA MEMORIA DE LOS HERORES QUE SUCUMBIERON EN LA LUCHA / LIBERTADORA DE 1920 / ANTIGUA GUATEMALA 1920.»
El monumento se levantó al centro del lado norte del parque central. Consistió en una base agreste de piedra. Encima un cubo de calicanto, que en sus cuatro partes, representaba en bronce fundido y en bajo relieve, varias escenas de los insurgentes en acción. Y en la parte frontal de una columna se colocó una lápida de mármol con el motivo del homenaje y a dos columnas, los nombres de los cincuenta valientes guatemaltecos que firmaron la memorable Acta del 25 de Diciembre de 1919. Remataba la columna el Escudo Nacional en un círculo.
La nueva tiranía -de los catorce años- mandó quitar el monumento. En su lugar se levantó uno piramidal con el busto de Justo Rufino Barrios. La base de piedra y el cubo se pasó a la parte sur del mismo parque para rendir homenaje al filántropo y presbítero don Mariano Navarrete. En las cuatro caras del cubo, también en bajo relieve se presentaron varias fases de su vida de expósito.
Los documentos, los papeles viejos y las fotografías, son fieles testimonios de aquella gesta y no permiten que el olvido borre lo que se forjó con humillación, cárcel, látigo, destierro y muerte y menos que se borre la forma espontánea y emotiva de cómo el pueblo antigí¼eño expresó su gratitud.