Un momento de reflexión para el futuro de nuestra sociedad


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Hoy que el paí­s se encamina a una nueva elección general, en un momento en donde persiste mayormente el desánimo general , la poca confianza en que un cambio de régimen contribuirá a la modificación del estado de cosas y se hace visible un agotamiento del modelo democrático, principalmente por el lado de sus resultados, es conveniente plantear algunas reflexiones orientadas a buscar que los polí­ticos y el resto de actores sociales se comprometan con iniciar una serie de transformaciones imprescindibles para romper el esquema de convivencia social que existe actualmente.

Juan José Narciso Chúa

 


El comunicado que apareció en elPeriódico del dí­a domingo pasado constituye un aporte esencial para propiciar esa discusión y esa reflexión y qué mejor cuando se instaurará un nuevo régimen de gobierno en enero de 2012. Justamente, mi primer artí­culo en este medio fue denominado “Reconocer el presente para construir el futuro”, mismo que se inscribe en la lógica de este comunicado al que hago referencia y al que me uno plenamente.

Las seis áreas estratégicas que se deben enfrentar con seriedad, con detenimiento, con reflexión y con certeza, para iniciar transformaciones esenciales y estructurales para el paí­s son la impostergable reforma tributaria –ya no bastan los discursos anquilosados de siempre–; la reforma educativa –una visión diferente de la población educada con pensamiento crí­tico y capacidad de análisis–; una imprescindible reforma en salud –la visión de la focalización es limitada–; un programa de largo plazo para modificar las condiciones de la desigualdad –reducir la pobreza, combatir la exclusión social y enfrentar con seriedad la desnutrición–; emprender una estrategia de planos diferenciados destinados a combatir el narcotráfico –desde la prevención de la violencia, el fortalecimiento de las instituciones de gobierno, la lucha contra la corrupción de funcionarios y empresarios; el enfoque integral para las pandillas; castigo contra el trasiego de armas; eliminar el secreto bancario, entre otras– y una lucha frontal contra la inseguridad, en donde varios de los elementos anteriores constituyen factores interrelacionados.

Un área que no incluye el comunicado, pero que resulta esencial en estos momentos, se refiere al medio ambiente y los recursos naturales, aspecto fundamental para la vida, así­ como factores cruciales para la sobrevivencia de comunidades y localidades, ante la extrema vulnerabilidad del paí­s con respecto a los efectos perniciosos del cambio climático, que merecen una visión diferente de la institucionalidad existente y buscando la convivencia entre medio ambiente, conservación de recursos naturales, las poblaciones locales y el desarrollo económico.

No cabe duda que estamos ante un parteaguas en la sobrevivencia institucional democrática y ante un reto monumental que impone la falta de resultados concretos en materia de convivencia social, en las expresiones funestas de la desigualdad social como la pobreza, la exclusión y el racismo, en la visión estrecha de gobernantes por persistir en ser sujetos clientelares de intereses y en la visión obcecada y absurda del mismo discurso y planteamiento de las élites económicas.

Persistir en las visiones mecánicas, en las posturas rí­gidas y en los discursos retóricos y sin contenido, significa postergar las necesidades sociales de enormes grupos de población que en nuestro paí­s demandan dignidad.  Igualmente, los gobernantes perderse en la irracionalidad de la corrupción sin intentar instrumentalizar cambios en la estructura social del paí­s, significa condenar el presente y erosionar el futuro de esta sociedad que merece mejores formas de convivencia y de desarrollo económico.

Desaprovechar la oportunidad de gobernar buscando acuerdos fundamentales para el futuro de la democracia y la sociedad, únicamente acentuará las diferencias, desgastará mayormente los espacios de convivencia social y hará mayormente poroso al Estado y sus instituciones, factores que en este paí­s ya se encuentran sumamente débiles y maltrechos.