«Me impactó, porque si algo nos ha costado en Guatemala es tener democracia. Lo militaresco fue algo que dejó dolor y daño en el pasado, y sólo una mentalidad atrasada puede pensar en esa opción para la educación del presente», fue la declaración categórica que la diputada Nineth Montenegro, ofreció al diario Prensa Libre de Guatemala (11/09/09), al rechazar una propuesta que el alcalde de la capital, ílvaro Arzú formuló en el Congreso de la República de volver a un modelo cívico militar en la educación, para resolver la crisis de valores que actualmente se afronta en el país.
El controvertido jefe edilicio pronunció un escabroso discurso con motivo del acto de conmemoración del 188 aniversario de la llamada independencia de Guatemala, el cual ha sido criticado por diversos sectores.
El vicepresidente de la República, doctor Rafael Espada, quien siempre ha mantenido una línea moderada en los diferentes asuntos nacionales, reaccionó señalando que está de acuerdo en que se necesita orden y disciplina, pero «regresar a algo cívico militar en el país tiene muchas trascendencias que son nocivas».
También la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, señaló en forma contundente que: «Me extraña la declaración del alcalde Arzú, porque él estaba presente cuando se firmaron los acuerdos de paz. La educación en Guatemala debe tener un contenido incluyente, y no militarizado. Me parece un planteamiento fuera de lo que necesita Guatemala».
En sus 188 años de «vida independiente» de la dominación española, Guatemala ha tenido más de 80 gobernantes, de los cuales más de la mitad han sido militares y muchos de ellos se convirtieron en tiranos. Para medir el padecimiento dictatorial que ha tenido el país, es necesario recordar que cuatro gobiernos se mantuvieron en el poder en forma casi consecutiva en la época comprendida de 1844 a 1944, entre ellos los del abogado Manuel Estrada Cabrera y Jorge Ubico que estuvieron en la Presidencia 22 y 14 años, respectivamente.
Hasta principios de la década de los años ochenta, de todos los gobernantes que había tenido Guatemala muy pocos de los electos constitucionalmente pudieron entregar el puesto por medios pacíficos. Los regímenes militares han tenido el dudoso mérito de haber participado en una etapa tenebrosa de la historia nacional como fue la de los casos de personas desaparecidas, secuestradas o asesinadas. Con estos antecedentes, resulta absurdo, por no decir perverso, pensar en el retorno de un modelo cívico militar para la educación.
PD: Un retiro temporal
Para atender un problema personal de salud, estaré ausente por varias semanas de esta columna en el diario La Hora. Pronto volveré.