El emperador Segismundo de Alemania, quien gobernó entre los años 1368 y 1437, siempre se caracterizó por ser generoso y amistoso.
En cierta ocasión, sus ministros le reprochaban su actitud ante los prisioneros de guerra, pues los había incorporado a su servicio con un sueldo.
El monarca solía hacer amistad con estas personas, ya que las visitaba en sus respectivas celdas y dialogaba con ellas para conocerlas un poco más.
Los funcionarios criticaban la amabilidad del soberano para con los enemigos de la patria, y lo acusaban de falta de carácter, a lo que él respondía:
Cada amigo que gano, es un adversario menos que tengo.
LA DICHA PERTENECE A QUIEN SABE HACER BUENOS AMIGOS.