Un mes para exigir compromisos


Cuando el Vicepresidente de la República señala cuestiones como la inequidad existente en el paí­s que hace poco relevante nuestro crecimiento económico, se está poniendo el dedo en una llaga que molesta a muchos, pero que constituye una de las realidades lacerantes que Guatemala tiene que enfrentar con determinación. En efecto, comparto con el doctor Stein la idea de que en las condiciones actuales el crecimiento económico beneficia a muy pocos y lo que hace es aumentar la ya muy considerable brecha entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen muy poco, realidad que no se puede ocultar por mucho que se manipulen los indicadores y se quieran hacer micos y pericos para hablar de un clima general de prosperidad.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Creo que hay una realidad nacional que demanda mucho más que ideas fijas y obsesivas de los candidatos a la Presidencia de la República y que si bien un eslogan puede tener importancia mercadológica, obviamente la complejidad de la situación del paí­s demanda mucho más. Ni esperanza ni mano dura son respuestas para nuestra condición que, vista desapasionadamente, es dramática y peligrosa. Por supuesto que cuando se escucha el planteamiento de los empresarios, como ocurrió ayer en el encuentro que tuvieron, uno piensa que Guatemala es un paí­s que está avanzando en la solución de sus problemas y que bastarí­a un poco de firmeza para enfrentar el tema de la violencia y lo demás será miel sobre hojuelas.

Pero resulta que el problema es mucho más grave aunque no lo sepamos apreciar. No es una perogrullada afirmar que la inseguridad tiene raí­ces estructurales en las condiciones de la sociedad guatemalteca y que no se puede resolver el problema atacando simplemente sus efectos sin entender y reconocer cuáles son sus causas más profundas.

A un mes de las elecciones tenemos que entender que los candidatos tienen que ganar votos con frases y expresiones que atraigan a esa masa que piensa poco y se compromete menos, pero también es justo que les pidamos que sean más concretos para abordar los temas de manera que esta elección pueda tener visos de un mandato popular. No puede derivarse ningún mandato de conceptos como el de mano dura o esperanza, sino que requerimos que se nos diga, concretamente, cómo vamos a enfrentar esas inequidades que se traducen en falta de oportunidad para tanta gente en el paí­s, al punto de que nos hemos convertido en un exportador de nuestro recurso humano y en un paí­s que subsiste porque el mercado se nutre de los enví­os que a costa de sudor y lágrimas nos mandan los guatemaltecos que han viajado en busca de las oportunidades que el paí­s les niega.

Por supuesto que hay sectores que sienten que hemos avanzado y mucho; por supuesto que algunos podemos sentirnos satisfechos de nuestras condiciones de vida, de los logros personales y de cómo nuestros hijos se realizan, pero entendamos claramente que nosotros no somos la totalidad de Guatemala, somos apenas una minorí­a que goza de ventajas y beneficios que se les niegan a la mayorí­a. Y creer que a todos les va en la feria como nos va a nosotros es ingrato, sobre todo si nosotros somos los que tenemos influencia y decidimos en los diferentes ámbitos del paí­s. Los candidatos son los primeros que tienen que entender la existencia de esos contrastes para trabajar no sólo por unos cuantos, sino por los que históricamente menos han recibido.