Un mes después de las elecciones presidenciales en Zimbabue, los ciudadanos seguían desconociendo hoy quién las ganó: el mandatario saliente, Robert Mugabe, de 83 años y 28 años en el poder, o el líder opositor Morgan Tsvangirai, que reivindicó la victoria.
La comunidad internacional teme que esta incertidumbre, que creó un clima de inestabilidad y ya provocó varios muertos y centenares de heridos, derive en un estallido mayor de violencia.
Mugabe descartó el martes formar un gobierno de coalición con la oposición, como le reclamó su embajador ante la ONU, Boniface Chidyausiku al hablar a la BBC en Londres.
En las elecciones generales del 29 de marzo, Mugabe sufrió un serio revés pues su partido, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF) perdió la mayoría parlamentaria que ostentaba desde hace 28 años frente al opositor Movimiento por un Cambio democratico (MDC).
Las dos facciones del MDC, que anunciaron que trabajarían juntas en el parlamento, obtuvieron 109 escaños contra 97 para el partido en el poder.
En cuanto a las presidenciales, el partido de Mugabe afirma que ningún candidato obtuvo más del 50 por ciento y la oposición acusa al gobierno de haber soltado sus «milicias armadas» para intimidar a los electores e influenciar los resultados de una eventual segunda vuelta que sería entonces necesaria.
Al menos 15 personas murieron y centenares resultaron heridas en el marco de esta campaña de intimidación, acusa el MDC.
Una asociación de médicos confirmó haber atendido a cientos de víctimas de la violencia política.
El MDC anunció que unos 200 de sus simpatizantes detenidos la semana pasada durante una redada policial en la sede del partido, fueron liberados hoy.