Paola Messana (Nueva York / AFP)
Dos semanas de subastas eufóricas en Nueva York confirmaron al arte como inversión segura, pusieron en evidencia un mercado globalizado y colocaron a las obras contemporáneas por encima de los récords de los impresionistas.
La estrella de las ventas fue un «Tríptico» de Francis Bacon pintado en 1976 y rematado por 86,2 millones de dólares ante una sala repleta de marchands y millonarios que ovacionaron el martillazo final del jefe del departamento de arte contemporáneo de Sotheby»s, Tobias Meyer.
Se trata de la suma más elevada jamás pagada por una obra contemporánea, explicó luego Meyer a los periodistas. El récord anterior del artista irlandés era de 56,2 millones.
Consideradas como un test del impacto de la crisis financiera norteamericana sobre el mercado del arte internacional, las ventas de primavera realizadas del 6 al 15 de mayo en Sotheby»s, Christie»s y las galerías instaladas en viejos depósitos del barrio Chelsea (suroeste de Manhattan), demostraron que el gusto por el arte sigue creciendo a medida que va apareciendo nueva gente rica en China, Rusia o Brasil.
«Â¡Por favor, miren los precios en euros!» bromeaba Meyer al arrancar las pujas en 60 millones de dólares: la diferencia con los precios en euros en el cartel electrónico de la sala era notable, reflejo del cambio a 1,55.
«Sabíamos que sería vendido alrededor de 70 millones de dólares», dijo Meyer a la prensa, sin revelar el nombre del comprador ni su país de origen. «Ahora se ha creado una comunidad internacional de compradores», destacó, convencido de que un Francis Bacon pueda alcanzar pronto 100 millones de dólares.
El miércoles se vendieron 83 lotes, incluyendo parte de la excepcional colección del matrimonio alemán Helga y Walter Lauffs. Dos paneles de Yves Klein procedentes de esa colección fueron adquiridos al mismo comprador por un total de cerca de 41 millones de dólares, más del doble de lo estimado.
La primera semana, dedicada a los impresionistas, tuvo algunos momentos destacables, en particular una tela de Claude Monet «El puente del ferrocarril en Argenteuil» (1873), vendida por 41,4 millones de dólares, y «Estudio para La Mujer de Azul» del cubista Fernand Léger, que alcanzó 39,2 millones.
Sin embargo, aunque los Picasso, Giacometti, Rodin o Miró hallaron comprador, las ventas impresionistas alcanzaron 512 millones de dólares, mientras que las de arte contemporáneo superaron los 800 millones.
Aunque Christie»s vendió por 438,2 millones de dólares el martes y miércoles, superando a la competencia, una de las características de la excepcional velada del miércoles en Sotheby»s fue la cantidad de lotes vendidos muy por encima de la tasación más optimista.
La asombrosa «My lonesome cowboy» de Takashi Murakami, una escultura policroma que representa la eyaculación triunfal de un sátiro en versión manga, fue vendida por 15,1 millones de dólares tras ser estimada en un máximo de 4 millones.
Murakami «es el diseñador de Louis Vuitton, creo saber quién la compró» sugirió una crítica de arte alemana, Eva Karcher, en alusión al presidente del grupo LVMH al que pertenece la marca de lujo francesa, Bernard Arnault, gran coleccionista de arte.