Al tiempo de formular un llamamiento a la paciencia y la responsabilidad de los ciudadanos para salir de la tormenta económica que vive Estados Unidos, el presidente Barack Obama transmitió palabras de esperanza para una nación en crisis al hablar anoche durante su primer gran mensaje ante las dos cámaras del Congreso.
Su discurso fue constantemente aplaudido por la mayoría de los congresistas, dentro de una atmósfera de impresionante popularidad que rodea al primer gobernante negro del país más poderoso de la Tierra, quien ha hecho renacer la esperanza del inicio de una nueva era dentro de un marco de transparencia y honestidad, lo cual es bien visto por los estadounidenses y por los pueblos de otras partes del mundo.
Confirmando su extraordinario liderazgo que exhibió durante la pasada campaña electoral que lo llevó al solio presidencial, el gobernante logró imprimir con su discurso una dosis de optimismo en la decaída situación del pueblo norteamericano agobiado por una profunda recesión que cada día sale a flote con los constantes despidos de millares de trabajadores.
El Presidente dijo ante el Congreso de la Unión, que su administración se propone impulsar importantes inversiones en la salud, la educación, la energía renovable y para crear más empleos a efecto de salirle al paso a la incertidumbre social.
Pero quizá uno de los puntos centrales de su disertación, fue su determinación de reducir el déficit fiscal por debajo de un trillón de dólares para el fin de su mandato en el año 2013. Lo hará luego de poner en marcha un programa de gasto público sin precedentes para detener la caída de la economía.
De acuerdo con las versiones periodísticas procedentes de Washington, el déficit fiscal en Estados Unidos es de alrededor de 1,3 billones de dólares, que conforme el punto de vista de muchos analistas internacionales, es la pesada herencia del gobierno republicano que encabezó el presidente George W. Bush y el mayor en relación al producto interno bruto desde la Segunda Guerra Mundial.
El presidente Obama ha dicho en reiteradas ocasiones que «No podemos generar un crecimiento sostenido sin poner nuestros déficits bajo control».
Uno de los anuncios más alentadores del Presidente fue la promesa de que su gobierno no subirá los impuestos a los que ganan menos de 250 mil dólares al año y que el proyecto de nuevo presupuesto será sobrio y honesto, con menos gastos en Irak y que promoverá un uso más eficiente de los fondos públicos.
A pesar de las agrias críticas de los opositores del Partido Republicano, hasta ahora todo indica que el presidente Obama está ganando el pulso con un extraordinario apoyo de opinión pública tanto dentro como fuera de Estados Unidos.