Un impuesto para la reconstrucción


El gobierno del presidente ílvaro Colom está considerando la posibilidad de promover la creación de un impuesto para la reconstrucción de las áreas afectadas por el devastador paso de la tormenta Agatha.

Félix Loarca Guzmán

El ministro de Finanzas, Juan Alberto Fuentes, reconoció el lunes la existencia de una iniciativa al respecto, explicando que se gravarí­an los débitos bancarios. En otras palabras las transacciones bancarias como pago de cheques, retiros en cajeros automáticos y retiros de cuentas de ahorro, estarí­an sujetas a un porcentaje impositivo.

El Ministro dijo que lo que se busca es gravar las operaciones con «un porcentaje muy bajito» de 3 a 5 por mil que equivale a cero punto tres o cero punto cinco por ciento.

Los jubilados del Estado y del régimen del Programa de Invalidez, Vejez y Sobrevivencia, IVS, del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, serí­an algunos de los sectores afectados, pues a ellos les depositan su pensión en una cuenta bancaria. Cada vez que el banco les pague un cheque de su cuenta estarí­an sujetos al cobro del nuevo impuesto que se proyecta, lo que en otras palabras será una reducción a sus escasos ingresos.

El funcionario explicó que el proyecto todaví­a se está discutiendo de manera muy preliminar y que espera ver qué opiniones se producen en los distintos sectores sociales frente a esa posibilidad.

Las reacciones no se hicieron esperar. El general retirado Otto Pérez Molina, a quien sus seguidores ven como el principal lí­der del Partido Patriota, expresó su rechazo a la propuesta señalando que «hablar de un nuevo impuesto está fuera de lugar». Según su opinión, en vez de crear más impuestos, el gobierno debe poner en marcha un plan de austeridad.

La cúpula del sector empresarial aglutinada en el CACIF, Comité Coordinador de las Asociaciones, Comerciales, Industriales y Financieras, también expresó su oposición a la idea de establecer un tributo a los débitos bancarios.

Sin duda, se trata de un tema sumamente sensible, sobre todo en estos momentos de dura prueba para el pueblo de Guatemala, por la estela de destrucción y muerte que dejó la tormenta.

Es indudable que en el sector público hay mucho despilfarro, particularmente en gastos de propaganda disfrazada de publicidad. Son muchos los millones de quetzales que el gobierno destina para promover su imagen con una encubierta intención de carácter polí­tico electoral, mientras en los hospitales y en las escuelas públicas se afrontan crecientes necesidades por falta de recursos económicos.

Pero también hay mucha deficiencia para recaudar los impuestos existentes. Un ejemplo es la escandalosa evasión fiscal en la venta millonaria de tarjetas telefónicas prepagadas.