Un héroe callejero reivindica a Tecún Umán en su día


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Dice la historia que un 20 de febrero de 1524 el valiente rey quiché, Tecún Umán, se enfrentó en defensa de su pueblo y de su tierra al conquistador Pedro de Alvarado. Por desconocimiento Tecún asestó una herida mortal a la bestia en la que el español se conducía creyendo que se trataba de un mismo cuerpo. Alvarado repelió el ataque dando muerte a nuestro héroe nacional.

John Carroll


El día de ayer las redes sociales y las páginas web de los principales diarios del país fueron el escenario que soportó un trending topic que causa sentimientos y emociones encontradas.  Por un lado aflora la esencia noble del ser humano al afligirse y acongojarse cuando vemos un video como el que circuló ayer; un presunto asaltante moría quemado en la 10ª. calle entre 7ª. y 6ª. avenida de la zona 9. De acuerdo a testigos que presenciaron el  incidente, una víctima de asalto o un héroe callejero que presenció un asalto en la referida calle, disparó contra el asaltante impactando el tanque de gasolina de la motocicleta en que se conducía haciendo sus fechorías. Como en una película de Hollywood, el impacto de bala causó el incendio inmediato del vehículo y posteriormente la muerte al piloto.

Por otro lado cuesta dejar de alegrarse cuando a un hijo de tantas de estos se chamusca en vida, porque a varios de nosotros nos han temblado las canillas cada vez que estos mal nacidos nos apuntan a nosotros o alguno de nuestros seres queridos para robar con agravante un teléfono celular que barato o caro, de los chileros o de los choleros, nos costó plata y esfuerzo obtener.

Confieso que a mí en lo particular me cuesta mucho más porque a menos de una cuadra de donde sucedió el hecho he sido víctima de asalto a mano armada y como si eso no bastara, todos los santos días de Dios paso por la bendita 7ª. avenida de la zona 9 y por lo menos en una veintena de oportunidades he visto a un grupo de cuatro o cinco motoristas cometiendo asaltos desde la 12 calle hasta la 6ª.calle de la mencionada zona. Mi problema es que el solo hecho de pensar que el quemado pueda ser uno de los dos tipos o sus escoltas que a mi señora y a mí nos asaltaron  apuntando sus armas a la cabeza, somatando los vidrios del vehículo y gritando toda clase de improperios me da algún extraño sentimiento de tranquilidad. Solo el martes pasado volvimos a ver a un grupo de motoristas asaltando, todos de complexión delgada, con chumpa o sudadero negro, placas borradas, gastadas o manchadas a quienes puedo identificar por mi retrovisor a 50 metros de distancia por su forma de vestir y por su forma de conducirse, sin rumbo aparente, esperando a sacarle el corazón de un susto a alguna víctima distraída en el insoportable tráfico del área.

El problema que tengo es que el sentimiento de alegría se desvanece cuando me doy cuenta lo que celebro. En qué desgraciada situación nos encontraremos para que miles de personas se alegren de ver un video de estos y además de eso se tomen el tiempo y la molestia  de comentar el video con pitos, espantasuegras y sombreritos.  Cómo estaremos para que en el audio del video al llegar los cuerpos de socorro a atender al incendiado individuo, se puede escuchar a los transeúntes decir ¡déjalo quemar! Después de ver por buenos minutos sin inmutarse,  como un ser humano se encuentra con el propio infierno en la tierra, los curiosos no están de acuerdo con el bombero que retira el cuerpo caliente de la motocicleta.

La situación es penosa, pero no podía ser de otra forma porque aún no hemos entendido que debemos  arreglar el problema de raíz. Tenemos que hacer conciencia para redireccionar nuestros esfuerzos en fortalecer nuestro sistema de justicia y dejar de gastar tiempo y recursos en pendejadas.

Mientras tanto, un 20 de febrero de 2013, 489 años después de su muerte, Tecún Umán fue reivindicado por un héroe callejero que peleaba por las mismas causas, esta vez, la certera herida al caballo sí mato al jinete.