¿Has cumplido con tu deber?. . . Confía en el cielo que no te abandonará. Félix María Samaniego.
A las 03:30 de la madrugada del 24 de septiembre, Iris Ambrosio, sintió la necesidad de ir al inodoro.
Se sentó en la letrina, y se dio cuenta, con pánico, que el bebé se deslizaba de su cuerpo y caía entre el mar de heces fecales de aquella fosa séptica, situada en la parte trasera de la casa que habita, en el lote 61 de la Calle Real, de la aldea El Durazno, Villa Canales, Guatemala.
En los siguientes minutos sintió que el mundo se le derrumbaba. Su bebe podría estar muerto. Alguien entonces pidió ayuda a los Bomberos Voluntarios y prontamente se enviaron dos unidades de la estación situada en Villa Canales.
Los equipos llegan al sitio de la emergencia y en medio de la oscuridad arrancan la madera del “inodoro” y uno de los bomberos voluntarios desciende entre el pestilente olor y la deforme masa de heces fecales.
A mano abierta va pulsando hasta hacer contacto con el bebé. Lo levanta y se da cuenta que respira. Sus compañeros ayudan a rescatarlo. El milagro de la vida está presente en la mano de una mujer y tres varones, quienes enfilan con sus ambulancias, sirena abierta, hacia el Hospital Roosevelt.
Madre e hijo, son ingresados, y un grupo de jóvenes médicos de Pediatría llevan a cabo las primeras valoraciones sobre los pacientes. La madre tiene complicaciones. El bebé, muestra signos que hacen temer por su vida.
Evidentemente, en primer lugar, su nacimiento, brusco violento y luego permanecer entre los excrementos humanos casi una hora, dan un panorama sombrío sobre su futuro. Pero, tres días después, madre e hijo, están bien. Están listos para seguir en la vida. El milagro de la vida, una vez más se hace presente. Aquel grito en la noche, angustiante, sin aparentes respuestas, sin saber del futuro cercano, es ahora una respuesta positiva.
Debemos aceptar entonces, que entre el pandemónium de la vida diaria de los guatemaltecos, tenemos en nuestra sociedad, personas capaces de enfrentarse a las más duras realidades. Incluso, exponiendo su propia vida, en beneficio de otros.
El incidente, que en las estadísticas diarias de los Bomberos Voluntarios, resultan ser un número más, para el resto de la sociedad guatemalteca es la muestra exacta de estos hombres y mujeres, dispuestos a entregar su esfuerzo, su lucha, y a veces su vida, para que otros vivan.
La municipalidad de Villa Canales, por medio de su alcalde, licenciado Erick Pocasangre, ha decidido, con buen criterio, homenajear a los Bomberos Voluntarios que participaron en el operativo para rescatar al bebe.
Los Bomberos Voluntarios de la estación de Villa Canales, Francisco Rodríguez, Rosa Solís, Antonio Obando y Mynor Obando, recibirán el homenaje de la municipalidad local, durante el Festival de la Piña, el próximo 8 de diciembre.
Vistos los escenarios de estos sucesos, podemos decir, que en Guatemala, los actos de heroísmo, están presentes en cualquier lugar. Lo importante es que podamos visibilizarlos y hacerlos públicos, para que la salud mental del guatemalteco sea mejor y finalmente tengamos una sociedad sana y más solidaria.