Recientemente escribí el Epílogo del Epílogo del libro En Medio de la Tormenta a solicitud del editor EFS, interesado en un ensamblaje para reeditar el libro.
Al escribir el epílogo del libro «En Medio de la Tormenta» hice un esbozo de las experiencias vividas en las zonas de guerra fronterizas entre Honduras y Nicaragua en 1985.
En la trastienda de todos los conflictos humanos, en sus guerras se reciben golpes bajos y zancadillas, al recordarlos al cabo del tiempo nos reafirma que el hombre es básicamente el mismo, que poco cambia, hoy como ayer la mentira y la insidia merodean alrededor de las historias, al paso del tiempo puede suceder que esas historias se quedan sin ser conocidas.
Después de casi siete años de lucha en las fronteras del Norte y del Sur de Nicaragua no se consiguió una insurrección generalizada del pueblo aun cuando buen número de gente del interior apoyaba a Los Contras. A conveniencia de sus intereses habiendo logrado lo que se quería, que un frente actuara como muro de contención al Sandinismo, Washington retiró la ayuda militar que llegaba por debajo de agua en 1988. Un punto débil fue que el máximo líder civil de Los Contras en el Frente Norte, el señor Adolfo Calero que aparecía en las noticias internacionales, no estaba presente en primera línea con el fusil al hombro y vivía la guerra a control remoto, entre reporteros y reuniones con los hacedores de la política norteamericana.
Lo contrario sucedió en el frente sur con la Organización A.R.D.E en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica en donde su líder Edén Pastora estuvo siempre al frente de su gente, su problema al final fue más bien temperamental ya que Pastora no estuvo dispuesto a dejarse manejar por la gente de Washington cuando él sabía cómo hacer las cosas pero nunca ganó su confianza y tuvo que retirarse en 1986; se retiro cuando se dio cuenta que la guerra en Nicaragua para la Casa Blanca no era enfrentar lo que viniera sino ganar tiempo y negociar.
Antes de haber estado la primera vez en la zona de guerra con Los Contras en las montañas de La Segovia me entrevisté en Tegucigalpa, con Adolfo Calero el líder del F.D.N o Frente Democrático de Nicaragua acompañado de los periodistas Candido Barillas y Mario Gomez de Teleprensa .El equipo de Teleprensa filmó varios días en el campamento de Las Vegas y también la partida del mencionado campamento cuando acompañé a los Comandos de Matagalpa en una incursión contra la Avanzada del ejército sandinista en El Rosario Del Salto un lugar en las montañas de La Segovia en territorio de Nicaragua.
Volví a ver a Calero dos veces más en mi vida, pero ninguna de ellas en el área de guerra y creo que fue una de las varias razones por las cuales Los Contras no pasaron de ser una guerrilla que golpeaba y retrocedía sin posesionarse de territorios, sus líderes no le infundían pasión a la lucha, no tenían la entrega carismática del guerrero que se lanza a vencer o morir.
Una carta del vicepresidente George Bush
En enero de 1985, escribí una carta al vicepresidente de los Estados Unidos, George Bush enfocando la situación en Centro América y la amenaza que representaba el Gobierno de Ortega apoyado por Cuba y la Unión Soviética. No conocí la respuesta a mi carta hasta el 11 de mayo de ese año después que «alguien» de la Embajada de los Estados Unidos la retuvo y con el sobre violado fue echada debajo de la puerta de mi oficina, habiendo pasado tres meses desde que el vicepresidente Bush la había escrito. El Vicepresidente me sugería en su carta contactar a su Asistente Personal, el señor Philip Hughes y al coronel Oliver North. A Oliver North lo había conocido en Washington con motivo de una reunión con el presidente Ronald Reagan del cual North era su asistente militar.
En Guatemala a mi regreso de ese viaje a Washington apareció por mi casa un hombre que resultó ser un «free lancer» de la Agencia Central de Inteligencia CIA, viajó conmigo en el mes de mayo a entrevistar a Calero en Tegucigalpa , en momentos en que el área de la zona fronteriza concedida por el Gobierno de Honduras para instalar las bases de Los Contras -un lugar conocido como Las Vegas-se encontraba bajo asedio tras una ofensiva de los sandinistas que bombardeaban el campamento teniendo que abandonarlo temporalmente.
Volví a ver en Guatemala al mencionado «contacto» y me puso en comunicación con un hombre también relacionado con la CIA, un abogado de Washington de nombre Henry Whaley. Al poco tiempo visité a Whaley en Washington y a través suyo hablé con el hombre Comisionado por el presidente Reagan para canalizar la ayuda humanitaria a Los Contras, el Dr. David Boyd, director del Traumal Medical Center de Maryland. Dedicamos muchas horas con Cristy mi esposa escribiendo borradores hasta finalizar una propuesta que fue enviada a Boyd a mediados de 1985, pero ya no volví a saber de él ni de la propuesta. (CONTINUARí)