Loris Malaguzzi (1920-1994), creó en la ciudad de Reggio Emilia, en la parte norte de Italia, un modelo educativo del mismo nombre: “Reggio”. Ese modelo fue originalmente desarrollado para niños menores de seis años de edad y para el cuidado de niños de las municipalidades.
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La estrategia aplicada requiere que los niños sean considerados como personas competentes, curiosas, imaginativas, inventivas, que tienen múltiples recursos (inteligencias) y poseen un deseo de interactuar y comunicarse con otras personas, compañeros de clase o adultos. La visión “Reggio” de los niños como aprendices competentes, ha producido un modelo curricular muy fuerte, de una educación centrada en el alumno. El currículo es escalonado con el propósito de seguir los intereses de los niños y no concentrarse en una instrucción formal de la lectura y escritura en los años menores de los seis años de edad. La creencia del modelo “Reggio”, es que los niños aprenden por medio de la interacción con otras personas en un ambiente de aprendizaje amistoso.
En ese ambiente, los maestros prestan mucha atención en cómo están arreglados los salones de clase. Esos salones enseñan mucho a los alumnos en cuanto a lo que ven y sienten ellos. Frecuentemente se refiere al salón de clase como “el tercer maestro”. Un aula que provee un ambiente que permite el juego y alegría para los niños. Parte de esos juegos es dar las posibilidades de tener experiencias ricas en la exploración y resolución de problemas en grupos pequeños donde la colaboración y comunicación son parte esencial de ese ambiente alegre.
El arte es un lenguaje simbólico por medio del cual los niños expresan su entendimiento de los proyectos que hacen. La presentación de conceptos de los proyectos, en múltiples formas, entre otras, son la música, títeres, teatro y la construcción de modelos de arte. Esas expresiones son esenciales para que los niños muestren su comprensión de esas experiencias.
Las formas especiales en la estrategia “Reggio”, de documentar el progreso del niño, son, exponer los trabajos de ellos en un lugar visible; proyectan sus sentimientos, ideas y comprensión de las experiencias en las que ha participado. Hoy día esa forma de demostrar el progreso de los niños es una práctica muy común en el aula preescolar para que el maestro, los compañeros de clases y los padres de familia, puedan verlos. Los proyectos son centrados en los niños, de acuerdo a sus intereses y son escalonados o en espiral para que cada vez los niños añadan nuevos conocimientos a sus experiencias.
El “role” de los maestros en la aplicación de la estrategia “Reggio Emilia”, es complejo porque se les considera como co-maestros aprendiendo conjuntamente con los niños. Los maestros tienen que escuchar, observar y documentar los trabajos de los niños y su crecimiento dentro del aula y estimular el pensar. Los maestros tienen que reflexionar sobre su propio aprendizaje y enseñanza. Es una educación continua en servicio durante la vida de los maestros. El énfasis es trabajar en equipo para compartir información acerca del progreso de los niños, con otros maestros.
Los programas de “Reggio” están centrados en la familia. Malagazzi tuvo la visión de una educación basada en las relaciones de los niños con otras personas de la familia y las más cercanas a ellos.
La estrategia “Reggio Emilia” para niños preescolares, igual que otras estrategias o teorías educativas, tienen ventajas que favorecen a algunos niños, de mejor manera que otros sistemas educativos. No todo es para todos y no todo funciona para todos.
Puede relacionarse la estrategia “Reggio Emilia” a la teoría socio cultural de Vigotsky. ¿Qué es lo que se enfatiza hoy día en la educación inicial y preescolar y que pueda relacionarse a esta estrategia?
Estamos en un tiempo en el que lo importante y urgente es tener un modelo educativo de formación de la primera infancia que haga pensar a los niños, que despierte su curiosidad y su inventiva; que aprenda a solucionar problemas y a trabajar en equipo.
Los maestros de estos niveles tienen la palabra.