Un duro golpe a la inversión


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«La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa». Albert Einstein

Quizás el Ministerio de Gobernación actual ha realizado un buen trabajo, pero la percepción del ciudadano común y corriente, aquel que sale de madrugada al trabajo, luego a comprar un pan con frijoles con la canastera de la esquina y que medio come esos almuerzos ejecutivos de veinte quetzales y se sube al autobús entre que quiero llegar, pero no que me maten, es diferente.

Edith González


El golpe mortal sobre esa percepción diferente a la realidad se produjo cuando el lunes 27 de enero, entre las serranías y fríos de Alta Verapaz, fue localizado el cadáver de un empresario español que llegó al país para crear fuentes de trabajo. Increíble… como sabían los delincuentes los pasos de esta persona, al extremo que el 23 de enero se lo llevan junto a sus acompañantes, liberados luego el domingo 26.

El secuestro se había perpetrado en la zona de Panzos, Alta Verapaz, y el cadáver fue descubierto en una fosa clandestina del Estor, Izabal. Llegó a Guatemala para ofrecer trabajo y encontró su tumba. Gilberto Puertas Arduengo, de 72 años, fue localizado en el patio de la finca. Lo habían sepultado clandestinamente, en donde el domingo 26 de enero se detuvo a tres secuestradores.

Los detalles a estas alturas pasan a un segundo plano. El gran dilema es que el ciudadano español fue secuestrado, y con los agravantes que «alguien pasó la información a la banda de secuestradores de su llegada y las rutas que iba a seguir durante su estancia en Guatemala».

La Cámara del Agro de Guatemala ha manifestado su protesta y exige al gobierno que se aclaren los hechos. Ya hay detenidos, entonces, para que la percepción cambie, también el Ministerio Público deberá investigar y los tribunales actuar.

Los detenidos son Federico Choc Chej, de 33 años; Carlos Tiul Che, 33; y un adolescente de 17 años, a quienes se les decomisó dos armas de fuego. En el enfrentamiento uno de los policías quedó herido por los secuestradores.

Sigo sin entender cómo llegó la información de la visita del ciudadano español a la región. Pedían dos millones de quetzales por su liberación. Pero ahora él está muerto. La autoridad respectiva deberá investigar a fondo.

Sin embargo, nada, en verdad nada, devolverá la vida a aquel ciudadano español que llegó para dar trabajo y encontrar los caminos del desarrollo para el norte guatemalteco.

El golpe está dado y ahora se deberá iniciar de cero para que el inversionista extranjero acuda a Guatemala con el interés de invertir, dar trabajo y crear polos de desarrollo.

El secuestro, la muerte, y luego la acción de sepultarlo en una fosa clandestina es un mensaje negativo para aquellos que en la lejanía, creen que en Guatemala se ha controlado la violencia.

Es evidente que el presente caso nos da una respuesta con carga de percepción. Quizá el trabajo del Ministerio de Gobernación sea de lo mejor, pero la percepción es diferente.