Mario Alfredo Ubico Calderón
Universidad de San Carlos de Guatemala
Un trabajo de investigación de este servidor publicado en 1995 titulado «Nuevos Datos Históricos de las Imágenes de Jesús Nazareno de la Merced y Señor Sepultado de San Felipe. La Antigua Guatemala» dio a conocer un documento de gran importancia en la historia de Jesús Nazareno de La Merced antigí¼eña. En efecto en el Libro de Fábrica correspondiente a los años 1887-1891 (Referencia 73) del Archivo de la Parroquia de San Sebastián de La Antigua Guatemala existe un folio suelto con membrete de la parroquia en la esquina superior izquierda, este documento está escrito con buena caligrafía en una rara tinta color morado y corresponde a un inventario de los últimos bienes religiosos que existían en el templo de San Sebastián que fueron trasladados al templo mercedario en el año 1883; entre esos bienes destaca el Patrón San Sebastián, una virgen del Carmen, un San Antonio Abad y la singular imagen de JESíšS NAZARENO DE SAN JERí“NIMO; esta extraordinaria escultura pasó al templo mercedario hasta el año 1883 porque los vecinos del barrio de San Sebastián se oponían al traslado, tal era la devoción que las piadosas personas mantenían hacia el Nazareno que esa oposición fue manifestada desde el preciso momento en que el Arzobispo Piñol ordenó que fuera usado el templo mercedario como sede de la parroquia de San Sebastián en 1862; es decir veintiún años de continúa preocupación para evitar el traslado, sin embargo, éste finalmente tuvo lugar en el citado año de 1883 debido a la casi entera ruina del templo de San Sebastián debido a los fuertes sismos de 1862 y principalmente el de 1874.
A este inventario le falta la última parte. Sin embargo por la grafía de la letra se infiere que pertenece al padre Rafael Coronado quién estuvo al frente de la parroquia un lapso corto de tiempo en 1885, aunque el cura párroco titular era don Tomás Alvarado.
íšnicamente el Nazareno de San Jerónimo pudo ser objeto de un culto constante durante muchos años, producto de la devoción popular organizada en torno suyo, esos devotos llevaron a cabo a principios del siglo XIX un primer traslado de la imagen, del templo arruinado de San Jerónimo al de San Sebastián y de éste finalmente al de La Merced; a esas personas lo que les interesaba era resguardarla y estar junto a tan querida imagen, es así como el paso de los años posibilitó que muchas personas olvidaran su verdadero origen, siendo conocido popularmente como Jesús de San Sebastián en alguna ocasión y luego como Jesús de la Merced a partir de 1883 identificando la imagen con su sede donde era objeto de especial veneración; sólo la acuciosa actividad de religiosos como Fray Cayetano Díaz en 1816 y la persona que redactó el último inventario correspondiente a 1883, que se cree fue el padre Coronado, quiénes consignaron por escrito en sus minuciosos inventarios de donde procedía la imagen, lo cual permitió rescatar para la posteridad su procedencia original que es la ermita de San Jerónimo.