Un distinto desarrollo económico


Una empresa de subastas anuncia la venta de unas casas, que quedaron sin dueño, tras la imposibilidad de los deudos de pagar el contrato adquirido.

La Eurozona superó en 2007 a Estados Unidos en crecimiento económico por primera vez desde 2001, en una coyuntura de crisis financiera mundial ante la cual los europeos buscan mantener su disciplina fiscal mientras que los norteamericanos hacen explotar su déficit.


Tras varios años a la cola de Estados Unidos, el crecimiento en la zona euro para 2007 se estableció en 2,7% del PIB (Producto Interior Bruto), contra 2,2% de la primera potencia mundial, según cifras dadas a conocer esta semana.

La última vez que la Eurozona (actualmente compuesta por 15 paí­ses) habí­a crecido más que Estados Unidos habí­a sido en 2001, el año de los atentados del 11 de septiembre, cuando se expandió 1,9% contra 0,8%.

La situación actual tiene lugar en medio de las turbulencias que viven los mercados mundiales desde mediados de 2007, tras la crisis de los préstamos hipotecarios «subprime» en Estados Unidos, y que ha provocado reacciones muy diferentes a uno y otro lado del Atlántico.

Estados Unidos, principal afectado por el problema, ha optado por «medidas de choque»: la Reserva Federal (Fed) recortó en forma espectacular sus tasas de interés, que pasaron de 5,25% a mediados de año a 3% actualmente, con una reducción espectacular de 1,25 punto porcentual en un perí­odo de ocho dí­as en enero.

Además, el presidente George W. Bush presentó en el Congreso un presupuesto récord que supera por primera vez los 3 billones de dólares, y en el que se prevé un déficit de 410 mil millones de dólares (2,9% del PIB) para este año y 407 mil millones (2,7% del PIB) para 2009.

En Europa, en cambio, la polí­tica hasta ahora ha sido mantener la ortodoxia de los fundamentos económicos, y el Banco Central Europeo (BCE), preocupado por la inflación, no ha modificado sus tasas de interés (4%), admitiendo sin embargo que sigue muy cerca la crisis financiera y está dispuesta a revisar su actual polí­tica.

En cuanto al déficit público, los ministros de Finanzas de la Unión Europea reiteraron esta semana en Bruselas su compromiso de alcanzar el equilibrio fiscal en dos años, instando a Francia a cumplir con lo pactado más allá de la de la desaceleración del crecimiento económico.

En efecto, los paí­ses de la Eurozona se habí­an comprometido en abril pasado en Berlí­n a equilibrar sus presupuestos en 2010, aunque el presidente francés Nicolas Sarkozy habí­a indicado en julio, poco después de asumir, que Francia alcanzarí­a ese objetivo en 2012.

Si la fecha de 2010 sigue firme, los socios de Francia acordaron también que sólo se aplicará si la situación económica no se deteriora demasiado, una condición que aún está por determinarse, ya que todaví­a se ignora el impacto exacto de la crisis norteamericana.

Si Washington optó por aumentar su déficit para tratar de recuperar la senda del crecimiento, la UE ya habí­a presionado a Estados Unidos para hacer exactamente lo contrario, al considerar que la cuestión fiscal era la responsable de la turbulencias financieras.

«Los deficits de las cuentas corrientes y el déficit público en Estados Unidos, a medida que se han acumulado, son la causa de las turbulencias que vivimos desde mediados de 2007», habí­a dicho a mediados de enero el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquí­n Almunia.

Si la opinión de Almunia es correcta, Estados Unidios podrí­a haber comenzado a enderezar en parte el rumbo con la reducción de su déficit comercial por primera vez en seis años en 2007, a 711 mil 600 millones de dólares, contra 758 mil 500 millones en 2006, gracias a un fuerte alza de las exportaciones.

Los norteamericanos se encuentran sin embargo muy lejos de los europeos en este área, ya que la Eurozona registró en 2007 un excedente comercial de 28.300 millones de euros (unos 41 mil 600 millones de dólares), tras un déficit de 9.300 millones (13 mil 650 millones de dólares) en 2006, según cifras publicadas ayer por Eurostat.

La situación actual tiene lugar en medio de las turbulencias que viven los mercados mundiales desde mediados de 2007, tras la crisis de los préstamos hipotecarios «subprime» en Estados Unidos, y que ha provocado reacciones muy diferentes a uno y otro lado del Atlántico.