Un decreto urgente


Editorial_LH

Lo que académicos y juristas del más alto nivel mundial han estado discutiendo durante años y con especial resonancia en el caso de Guatemala a partir de la apertura de juicios contra implicados en el conflicto armado interno, ha sido determinante y tajantemente descalificado gracias a la “talentosa” y pronta actitud de los diputados que, por mágico milagro, salieron de su letargo al aprovechar la coyuntura de transición en la Fiscalía General para intentar dar un nuevo cierre al tema jurídico del genocidio del que se acusa a Efraín Ríos Montt.


Advertidos ya del alto valor que tienen los puntos resolutivos del Pleno legislativo, sería conveniente que sacaran uno declarando a todos los diputados como inteligentes, comprometidos con el país y honrados, porque tal vez así algún ciudadano recupere ese sentimiento de respeto e identificación con el grupo de 158 que, sinceramente, cobran por nada y negocian por todo.
 
El tema de genocidio en el país es uno que, al menos, merece una discusión con seriedad y profundidad necesaria como para honrar a los cientos de miles de muertos que nuestra sociedad, nuestro país, puso durante un conflicto armado interno que generó un brutal e inhumano derramamiento de sangre.
 
No pedimos que se cargue la balanza ni para uno ni para el otro lado del espectro ideológico del conflicto. Solo queremos y pedimos que se respete el requerimiento y la necesidad de buscar justicia que, siendo tal, no da más ni menos de lo que amerita cada caso.
 
Sin embargo, querer aprovechar el foro político para enviar puntos resolutivos, declaraciones o cualquier otra acción que busque limitar o deslegitimizar el procedimiento judicial, no es válido.
 
Bendito sea Dios, que fueron los más descalificados entre todos los sectores en el país, nuestros célebres diputados, quienes alzaron la voz para hacerse escuchar.  Porque los ciudadanos sienten que lo que sale de las bocas del Congreso es basura y se van por la contraria. Ahora, como han comentado muchos ciudadanos en las redes sociales, queda claro que hay mucho más que ocultar que lo que se ha escuchado en el proceso y es por ello que hasta los diputados quieren detener los juicios.
 
Ojalá que el mismo ímpetu que los diputados muestran para aprobar tonterías como la que recién hicieron, así como la diligencia con la que aprueban préstamos y todo aquello con signo de moneda, tuvieran para cumplir con su función de representantes legislativos del pueblo porque cobran mucho para levantar la mano para hacer negocio y decir tonteras.
   
Minutero:
Que declaren por decreto 
que el Congreso está repleto 
de probos representantes 
que no parecen asaltantes