Un componente clave de la estrategia energética de EE.UU.


Las energí­as renovables como los biocombustibles son un componente clave de la estrategia de Estados Unidos para reducir su dependencia del petróleo y luchar contra el calentamiento global sin penalizar la economí­a mundial, según altos funcionarios estadounidenses


«Las energí­as renovables nos ayudan a construir un nuevo futuro energéticamente más limpio, más duradero, más barato, más seguro y menos dependiente de los carburantes fósiles», destacó el lunes pasado el secretario de Energí­a Samuel Bodman.

Su intervención tuvo lugar el primer dí­a de la tercera conferencia ministerial sobre energí­as renovables, organizada por el gobierno estadounidense y auspiciada por grandes grupos como British Petroleum, General Electric, Chevron o General Motors.

La conferencia reunirá hasta este jueves a diversos representantes ministeriales de varios paí­ses, como Alemania, Japón, China y Brasil, así­ como empresas y organizaciones no gubernamentales.

«Debemos por lo tanto continuar agresivamente con el desarrollo de energí­as renovables y su despliegue (…) y todos los paí­ses deben comprometerse en ese esfuerzo», añadió Bodman. Estas energí­as representan hoy únicamente 6% del consumo total estadounidense.

«La verdad -insistió Bodman- es que la mejora de nuestra seguridad energética y la lucha contra el calentamiento del planeta están entre los desafí­os más urgentes de nuestra época».

El secretario de Energí­a también apuntó, citando estimaciones de la Agencia Internacional de Energí­a, que las necesidades energéticas aumentarí­an 50% de aquí­ a 2030.

Reconociendo que Estados Unidos tardó en adoptar las energí­as renovables, el subsecretario de Agricultura para el desarrollo rural Thomas Dorr, destacó que el paí­s se puso al dí­a desde 2000.

«Estados Unidos se convirtió en uno de los principales productores mundiales de energí­as renovales», destacó Dorr, multiplicando por siete la producción de energí­a eólica desde el 2000 y por cuatro la de etanol para ese mismo periodo.

En cuanto a los biodiésel, la producción estadounidense pasó de una cifra irrisoria a 1.660 millones de litros a fines de 2007, justo detrás de Alemania.