Los duendes de las computadoras volvieron a hacerme una jugarreta. Desde el sábado en la tarde escribí el artículo que publicaría hoy lunes, pero cuando anoche intenté enviarlo a la Redacción de La Hora, resulta con que no hay texto alguno en la carpeta electrónica en que lo había archivado.
eduardo@villatoro.com
Como ya es tarde para devanarme los sesos, me decido por la opción más fácil y comodona, aunque también bastante inmodesta, y que se refiere a que dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro en Guatemala, que desde el pasado viernes se realiza en las instalaciones del Parque de La Industria, se incluye la presentación de un libro de mi autoría, con el nombre de «Romualdo: cuentos, cuenterailes y cuenteretes».
Esa sencilla contribución bibliográfica que no contiene mayores pretensiones literaria, es consecuencia en gran medida del valioso interés de Raúl Figueroa Sarti, director general de F&G Editores y a la vez presidente de la Gremial de Editores de Guatemala.
Para los efectos del contenido de la modesta obra traigo a colación una cita del filósofo y político inglés Francis Bacon que dice así: «Algunos libros son escritos para ser saboreados, otros para ser engullidos y muy pocos para ser masticados y digeridos: o sea, algunos libros son escritos para leerse en partes, otros para ser leídos, pero no con curiosidad, y unos pocos para ser leídos completamente, con diligencia y atención».
Creo que los cuentos que escribimos al alimón con mi compadre, paisano y compinche Romualdo Tishudo se quedan en la primera categoría de la caprichosa y certera clasificación que hizo el autor de «Instauratio magna», es decir, son únicamente para ser saboreados, porque no resisten una rigurosa o superficial crítica de los especialistas en la materia.
Al parecer, ese criterio sustenta, también, el escritor René Leiva, autor de la epístola introductoria, al indicar que «sin menoscabo alguno de la narrativa (de los cuentos), el lenguaje es convencional, sin complicaciones estilísticas o experimentales, de fácil lectura y asimilación, con visos de la tradición picaresca chapina»
Mi amigo René, compañero columnista en La Hora, también tendrá a cargo la presentación del libro, el jueves 31 de este mes, a las cinco de la tarde, en la sala «Margarita Carrera», que se ubica en el Salón 6 del referido parque.
Invito a mis contados lectores para que me hagan la campaña de acompañarme en esa oportunidad, sobre todo a los que residen en la capital y su área de influencia urbana, en razón de la cercanía, para que no sea tan choteada la ausencia de público. Con Romualdo estaremos muy agradecidos por su presencia. íi nos vemos.
(El señor Tishudo leyó este anuncio en la pared de una librería: Si se trata de libros, los tenemos; si no, se los hacemos).