Un chunche, como sabemos los guatemaltecos, es una cosa total y absolutamente inservible, que no puede ser sino un chunche, palabra que sabiamente le encontramos los chapines, incluso con excusa o pretexto como cuando decimos “alcanzate ese chunche”, “llevate ese chunche”, “ya te he dicho que tirés ese chunche”.
Esas cosas inútiles, por alguna razón ni los más grandes analistas cono Renzo Rosal, Kaltschmitt, el español Pedro Trujillo, Dina Fernández, Acisclo, politólogos, economistas, abogados y etcétera, han podido explicar para qué sirve el chunche, quién lo inventó y por qué todo chunche tiene en un oscuro rincón de la casa, un cuarto en donde están precisamente estos cuenteretes (otra palabreja), llamado, adivinen, el cuarto de los chunches., que toda la familia quisiera quemar pero nadie lo hace.
Pues bien, aparte de los chunches usualmente conocidos como trapeadores viejos, máquinas descompuestas de todo tipo, ropa comida por las polillas, etc. existen otra clase de chunches que al igual que los otros, no sirven para nada, como podría ser el mismo Estado, creador de burócratas y ladrón empedernido.
Dentro de estos objetos inútiles se lleva la medalla de oro una cosa o chunche llamada Renap que quiere decir Refugio de empleados nacidos para pensar, empezando por su director y consejo que ganan varios cientos de miles de quetzales por hacer lo que todo chunche hace: nada de nada.
Algunos de estos empleados están en el bote por estafa y por falsificar documentos, aunque aún faltan muchos. Y no es cuento. Solo por fregar preséntese a hacer cualquier trámite y encontrará que la “seño” le va a decir que se tiene que subir a la Torre del Reformador que queda cerca de la sede central y tirarse de cabeza para que le den un certificado de defunción y el “señorón” le dirá que si quiere la partida de nacimiento de su abuelito que murió hace 50 años, lo tiene que revivir y presentárselo personalmente al Señor Director, quien apenas gana Q97,000 al mes entre dietas, sueldo y viáticos.
Un pariente, por contarle la mera neta, tiene cuatro meses tratando de sacar su tal DPI que para que lo sepan, debido a la cantidad de números que tienen, los bancos lo piden pero, como afortunadamente tiene la cédula de vecindad, es esta a la que le hacen caso.
Y déjenme contarles otra charada, un colega lleva desde hace tres años un proceso sucesorio, en donde, como es usual, aparecieron “´parientes fantasmas” en el Juzgado Noveno de Primera Instancia de lo Civil y el Renap ya aludido, se tardó año y medio en dar los documentos que se necesitaban y el juez de ese tribunal, pensando si será cierto lo que dice el Código Civil, que en estos juicios solo pueden tener representación los parientes en línea colateral del causante que sean hijos de los HERMANOS, es decir, sus sobrinos, tal como lo dispuso en su testamento, ya se tardó año y medio más.
Como vemos, el Renap y ese juzgado son chunches que a diferencia de los que están en su respectivo cuarto con cuenteretes y cachivaches, viven del pisto de los ciudadanos honrados y son parte de ese ineficiente estado que tenemos que ha sido dirigido por los verdaderos poderes: el pisto y las armas.
Si Cristo resucitara estoy seguro que a tales chunches los mandaría al fuego eterno y así tal vez, solo tal vez, podríamos respirar mejor sin aspirar los malos olores del poder de chafas, burócratas y ricachones, fuera de que mandaría la mano dura al cuarto de los chunches.