Las tarjetas de crédito constituyen un atentado en contra de la libertad y son como un torniquete del que no se puede salir por causa de los intereses y cargos leoninos que se cargan a los afiliados mediante muchas artimañas y triquiñuelas, es la conclusión de un reportaje que sobre el tema transmitió en fecha reciente la cadena internacional de televisión Telesur.
El excelente trabajo periodístico, explica que ante esta dramática situación, la única vía para recuperar la libertad es ya no usar las tarjetas de crédito y limitarse a pagar los consumos con efectivo o con cheque.
Para entender qué es la libertad, podríamos acudir a una de las acepciones de mayor difusión a nivel popular, que la define como la circunstancia de no estar sujeto a una obligación o un trabajo. También se dice que es la facultad del ser humano para elegir entre varias opciones sin violencia externa ni presión interna, siendo, en consecuencia, responsable de su conducta.
En el corrupto y decadente sistema capitalista, la gran esperanza para frenar los abusos de las empresas de tarjetas de crédito está en manos de los gobiernos mediante leyes reguladoras de los exagerados cobros a los usuarios de estos instrumentos financieros.
En los últimos días, el diputado y secretario general del partido Frente Republicano Guatemalteco, FRG, Luis Fernando Pérez, quien es candidato a la reelección, anunció su compromiso público de impulsar la emisión de una ley de este tipo, para garantizar además, un trato digno en el cobro a los tarjetahabientes.
Sin embargo, el citado parlamentario tendrá que considerar que las empresas de tarjetas de crédito son muy poderosas como lo demostraron durante el gobierno del presidente Alfonso Portillo, cuando hubo un primer intento de regular los colosales cobros que realizan diariamente a sus afiliados en un marco de total impunidad y ante la indiferencia e inoperancia de la Superintendencia de Bancos.
Según el artículo 133 de la Constitución Política de Guatemala, la Superintendencia de Bancos, organizada conforme a la ley, es el órgano cuya principal función es ejercer la vigilancia e inspección de bancos, instituciones de crédito, empresas financieras, entidades afianzadoras, de seguros y las demás que la ley disponga.
El reportaje resalta que numerosos artículos comprados con las tarjetas, resultan costando siete veces su valor. Todo esto evidencia que en el sistema capitalista, los más ricos prosperan, mientras que los más pobres apenas sobreviven. Por la vía de las tarjetas de crédito, cientos de billones de dólares diariamente engrosan las cuentas de los más acaudalados.
Para no hipotecar el futuro, hay que abstenerse de usar las tarjetas de crédito.