Durante los últimos dos días la Asociación para el Estudio y Promoción de la Seguridad en Democracia (SEDEM) ha desarrollado el seminario «Acceso a información, herramienta eficaz en los procesos de verdad y justicia». Además de Iduvina Hernández, quien dirige esta asociación, ha participado una serie de expertos en el tema de seguridad, investigación, derechos humanos y justicia como Edda Gaviola, Gustavo Meoño, Marco Tulio ílvarez y Claudia Paz, entre otros, quienes coinciden en la importancia de garantizar el acceso público a los archivos militares y de la extinta Policía Nacional para recuperar la memoria y buscar justicia.
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Tanto el informe del REMHI como el de la CEH dan cuenta de los crímenes que cometieron los personeros del Estado de Guatemala en contra de la población civil durante el conflicto armado interno, como parte de la Doctrina de Seguridad Nacional, de carácter contrainsurgente, diseñada por Estados Unidos y aplicada en casi todos los países de América Latina por los gobiernos militares de turno.
En el Ministerio Público existe una Fiscalía de Derechos Humanos con una oficina específica de Esclarecimiento Histórico, encargada de investigar los crímenes cometidos durante el conflicto armado interno, y a pesar que se tiene evidencia de 623 masacres realizadas por el Ejército y a que se cuenta con el testimonio de cientos de familiares de las víctimas, únicamente tres casos han llegado a juicio, en donde se procesó a los autores materiales pero no a los altos mandos militares que aprobaron las acciones.
Como lo mencionó Juan Francisco Soto, abogado de CALDH, «los militares tienen la disciplina de escribir y firmar todo». Prueba de ello son los millones de documentos que conforman lo que queda de los archivos del Estado Mayor Presidencial (EMP) y de la Policía Nacional. Pero queda bastante más información que revisar, misma que podría dar luces sobre quiénes son los responsables de la tortura, asesinato y desaparición de miles de personas, y que sin duda se encuentran registrados en algún documento de los archivos militares que todavía se guardan con mucho celo.
En un acto público realizado en los primeros meses de su gobierno, el presidente ílvaro Colom ofreció abrir los archivos militares para esclarecer los crímenes y avanzar en los procesos judiciales. Aduciendo al secreto militar por seguridad nacional, el alto mando del Ejército se ha negado a entregar estos documentos. ¿Hasta cuándo debemos esperar el acceso a esta información para exigir un proceso en contra de los autores intelectuales de las violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado interno?