El Atlantis y cuatro astronautas despegaron hoy en el último vuelo de un transbordador de la NASA, sorteando el mal clima para la delicia de cientos de miles de espectadores testigos del fin de una era.
CABO CAí‘AVERAL / Agencia AP
Pasarán al menos tres años —posiblemente cinco o más— para que los astronautas despeguen de nuevo desde suelo estadounidense, debido a lo cual este último viaje de la era de los transbordadores atrajo multitudes y suscitó emociones no vistas desde los lanzamientos de los cohetes Apolo a la Luna.
Después de varios días de pronósticos meteorológicos de lluvias y nubarrones, la nave despegó a las 11.29 (1529 GMT) —sólo 2,5 minutos retrasada— en la 135ta misión de un transbordador, 30 años y tres meses después de que se efectuó el primer vuelo de este programa.
Los cuatro experimentados astronautas emprendieron el viaje con el Atlantis desde la misma plataforma utilizada por el programa Apolo hace más de una generación.
El transbordador fue visible durante 42 segundos hasta que desapareció en las nubes.
La NASA hizo a un lado sus propias reglas sobre el clima para autorizar que prosiguiera el lanzamiento. Al final, la cuenta regresiva fue demorada no debido al clima sino para verificar que el equipo de apoyo de la plataforma de lanzamiento se replegaría perfectamente.
La tripulación entregará suministros cruciales para todo un año a la Estación Espacial Internacional y regresará a la Tierra con tanta basura como pueda traer. El Atlantis volverá al planeta el 20 de junio, 12 días después de estar en órbita, según lo previsto.
Antes del lanzamiento, el comandante Christopher Ferguson hizo un reconocimiento a todos aquellos que durante años aportaron su esfuerzo al programa de los transbordadores.
«El transbordador siempre será reflejo de lo que una nación puede lograr cuando se atreve a ser audaz y se propone un objetivo», señaló. «No ponemos hoy fin a la travesía… completamos el capítulo de un viaje interminable».
Se desconocía si se concretaría el lanzamiento hasta los momentos finales de la cuenta regresiva. Hasta cierto punto esta situación tenía sus beneficios, pues el mal tiempo en Florida había postergado numerosas misiones del transbordador desde que comenzó el programa y era uno de los principales factores que, tal como deseaba la NASA, hacía que los despegues tuvieran siempre una dosis de expectación.
Cientos de miles de espectadores se congregaron en Cabo Cañaveral y localidades aledañas para una emotiva despedida a la nave.