Ugo Hernández: «El maniquí­ ya no es el medio, sino el fin»


Los maniquí­es son ahora tan sofisticados, que ya no representan la fisionomí­a del ser humano real. En la gráfica, un maniquí­ moderno, en donde se refleja uno de los antiguos, perteneciente a otra fotografí­a.

El artista guatemalteco Ugo Hernández presenta en el Cantón Exposición de Cuatro Grados Norte, una muestra fotográfica, cuyo objeto es el maniquí­, en donde realiza un recorrido desde que el ser humano inventa el maniquí­, y luego de cómo se revierte esa tendencia, es decir, que el maniquí­ inventa al ser humano.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

Antes, los maniquí­es eran utilitarios, como el que aparece en primer plano. Al fondo, otras dos fotografí­as de Ugo Hernández.

Hernández presenta 37 fotografí­as de la historia del maniquí­, desde que éste serví­a al sastre para confeccionarle la ropa a una persona, hasta que se convirtió en el modelo a seguir, la figura perfecta. «El maniquí­ ahora se convirtió en un objeto de deseo», expresó el artista.

La idea es criticar a la sociedad de consumo, puesto que la figura del maniquí­ se ha convertido en un patrón de belleza.

De acuerdo con el artista, el maniquí­ era antes un artefacto que ayudaba a confeccionar y para colgar ropa en los aparadores. El ser humano empezó a vestirse por necesidad, por frí­o o por protegerse de los rayos de sol. Pero, luego, la vestimenta se ha convertido en una esclavitud, si es que ésta se utiliza en el sentido que la moda impone.

Al ver ahora un maniquí­, dice Hernández, no se mira la ropa, sino la figura del maniquí­, y el comprador impulsivo desea adquirir la ropa, los zapatos, la peluca, los aretes, en fin, los objetos, con tal de parece a la figura del maniquí­.

Las fotografí­as de Ugo están compuestas por los maniquí­es, los cuales, en su mayorí­a, fueron tomados de aparadores de Nueva York y Madrid. Como parte del proceso creativo, el artista eliminó el fondo, y lo llenó de negro.

Esto es, según explicó el autor, todo lo negativo que hay detrás del mundo de la moda: la bulimia, la anorexia, la esclavitud a la moda, la drogadicción, el consumismo, etc.

En algunos casos, el maniquí­ se vuelve tan real, que llega a confundirse a un ser humano. O más bien, dirí­a el autor, el ser humano llega a confundirse con el maniquí­.

«Lo que yo quiero expresar es que somos ví­ctimas de nuestra propia creación. Antes el maniquí­ era rústico, sin cabeza, sin expresión; se amoldaba a nuestra fisionomí­a. Ahora, nosotros estamos condenados a parecernos al maniquí­».

El tí­tulo de la exposición se refiere a ello: «Imitación plebeya», porque este deseo de parecernos a lo artificial, no nos acerca a la belleza, sino a lo burdo y cursi. La muestra estará abierta hasta el 9 de febrero del presente año.