Los ministros de hacienda europeos intentaban cimentar hoy las negociaciones sobre un nuevo plan de rescate para Grecia a fin de evitar que Atenas caiga en la bancarrota, aunque varios diplomáticos europeos advirtieron que un acuerdo financiero quizá tenga que esperar hasta la reunión cimera de la próxima semana de los jefes de Estado y de gobierno de la eurozona.
Conforme al acuerdo, los acreedores privados de Grecia —bancos y otras instituciones de crédito— canjearían sus bonos griegos por otros con un valor nominal de sólo el 50% de los originales, mayores plazos de vencimiento y menores intereses, rediciendo la deuda soberana helena en unos 100.000 millones de euros (129.000 millones de dólares).
Con todo, Atenas pasaría de deber el 160% de su PIB al 120% de su PIB, proporción que algunos economistas consideran impagable.
Empero, aunque el gobierno griego y los representantes de los acreedores privados se acercan a un acuerdo final, siguen sin solucionar varios puntos, entre ellos la reducción de intereses de los nuevos bonos.
Si esos intereses son demasiado elevados, un segundo plan de rescate para Grecia de 130.000 millones de bonos quizá sea insuficiente. Varios estados de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional tendrían que aportar más fondos, pese a que se muestran extremadamente renuentes a girar más créditos.
Las conversaciones seguramente se prolongarán hasta la cumbre de líderes de la Unión Europea el próximo lunes, «incluso si técnicamente hablando está a punto de ser logrado un acuerdo», dijo el lunes un diplomático europeo.
«Esto tiene que ser arreglado al más alto nivel», agregó el diplomático, que habló a condición de guardar el anonimato porque las negociaciones son confidenciales.
El ministro de Hacienda alemán, Wolfgang Schaeuble, quien se reunió en París con su colega francés Francois Baroin antes de dirigirse a Bruselas para una reunión de colegas de la eurozona, dijo a los periodistas que «parece estar tomando forma» un acuerdo.
Los inversionistas creen que a la postre se logrará un acuerdo, lo que hizo subir las acciones bursátiles y el euro. Los intereses que deben abonar por su endeudamiento soberano los países en apuros financieros como Italia y España sigue bajando, indicio de una creciente confianza en los mercados en su futuro financiero.