Resuelto el asunto de la suspensión parcial del proceso de adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE), los líderes europeos buscarán en su cumbre del jueves y viernes en Bruselas concentrarse en temas esenciales para el futuro del bloque, como la ampliación, inmigración, energía e innovación.
«No habrá cumbre ’Turquía’», se congratuló ayer el canciller finlandés, Erkki Tuomioja, cuyo país ejerce la presidencia de la UE, tras el acuerdo para congelar ocho de los 35 capítulos temáticos de las negociaciones de adhesión de Ankara, por su negativa de cumplir con los compromisos adoptados con Chipre.
«Trabajamos para que Turquía no monopolizase el debate del Consejo y por lo tanto los jefes de Estado y de Gobierno pudiesen dedicarse a los temas más esenciales de la UE, la inmigración, relaciones exteriores, agenda de Lisboa, energía», explicó de su lado su homólogo español, Miguel íngel Moratinos.
Sin el conflicto turco en su agenda, los líderes de los 25 deberían reconocer en la cumbre de fin de año que la UE no recibirá nuevos Estados miembros mientras no se reformen las instituciones del bloque, un problema vinculado con la parálisis desde mediados de 2005 del proyecto de Constitución.
«Una solución constitucional deberá haber sido encontrada en el momento en que el próximo Estado miembro esté en condiciones de entrar en la Unión», había estimado la Comisión Europea en un informe divulgado en noviembre pasado sobre la estrategia de ampliación de la UE.
«El Consejo Europeo remarca la importancia de garantizar que la UE puede mantener y profundizar su propio desarrollo mientras continúa su agenda de ampliación», dirán de su lado los jefes de Estado y gobierno, según un proyecto de conclusiones al que tuvo acceso.
Esta posición no concierne a Bulgaria y Rumania, que entrarán en la UE el 1 de enero, pero afectará a los candidatos en tratativas, Croacia y Turquía, así como también a Macedonia y otros posibles aspirantes de los Balcanes.
El primer país en la lista de aspirantes a la adhesión es Croacia, que no ingresaría al bloque antes de 2009, fecha para la cual los dirigentes europeos esperan encontrar una solución al rechazo del Tratado constitucional por parte de franceses y holandeses en 2005.
Otro de los temas del que se ocupará la cumbre será la energía, cuestión que ha estado a lo largo de todo el año en la agenda europea a raíz de la creciente dependencia externa del bloque y los problemas de conexión e integración del mercado europeo.
En su proyecto de declaración, los líderes saludarán los «progresos» realizados durante el año para reforzar la coherencia de las políticas internas y externas sobre el tema, pero también insistirán en el objetivo de «garantizar la seguridad del abastecimiento de energía a largo plazo».
El Consejo apoyará en ese sentido una propuesta de la Comisión para establecer «una red de seguridad energética» y destacará los mensajes hacia países terceros, como Rusia, principal abastecedor de la UE.
En cuanto a la inmigración, otro dilema que enfrenta el bloque y que España se ha encargado de mantener en los debates a partir de su crisis de ilegales en Canarias, los líderes deberían comprometerse a seguir avanzando en la política común de gestión de esos flujos.
«Estamos satisfechos de que la política europea tiene y se está basando en tres ejes: combatir, regular y ayudar. Combatir la inmigración ilegal en la salida y la llegada; regular la inmigración legal; y ayudar a los países de origen con toda una política africana de cooperación», explicó Moratinos.
Una de las intenciones es continuar mejorando la colaboración con los países africanos, luego de las dos reuniones a nivel ministerial celebradas este año en Rabat y Trípoli, que deberían ser seguidas por una cumbre UE-ífrica en el segundo semestre de 2007, bajo presidencia portuguesa.