En un taller con las paredes decrépitas, los trabajadores introducen los fusiles en un gran horno y, asistidos por la OTAN, destruyen los restos del arsenal militar heredados de la URSS, que ponen en peligro a la población de Ucrania.
La unidad militar de Kamianets-Podilsky (oeste) comenzó esta semana el reciclamiento de armas ligeras. Unas 400 mil unidades deben ser destruidas antes de finales de 2008.
Los trabajadores separan el plástico y la madera que componen fusiles, metralletas y cuchillos, mientras otros introducen los «esqueletos» metálicos en grandes hornos, que convertirán estas armas en lingotes de metal.
Para evitar robos, las armas son contadas y marcadas con códigos de barra en cuanto llegan al taller.
Esta operación forma parte de un ambicioso proyecto iniciado en 2006 por la OTAN, que prevé el reciclaje en 12 años de 1,5 millones de armas ligeras y de 133 mil toneladas de munición.
La Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) financian el programa con 25 millones de euros, mientras que Ucrania aporta unos 7,5 millones de dólares.
Situada a las puertas de la Unión, esta ex república soviética que aspira a integrar la OTAN producía, antes de su independencia en 1991, alrededor de 30% del armamento de la Unión Soviética, y buena parte del mismo está almacenado en bases militares.
A esto hay que agregar el armamento abandonado en la frontera occidental de la URSS –Ucrania, Belarús y los países bálticos– por las tropas soviéticas durante su retirada de Europa del este, cuando cayó el bloque comunista a finales de los 80, explica el analista militar Mijailo Samous.
«Todo fue apilado en el suelo y almacenado al aire libre» por falta de infraestructuras, explica Kostiantin Sadilov, un portavoz del ministerio ucraniano de Defensa.
Ucrania posee hoy, según la OTAN, un excedente de siete millones de armas ligeras y dos millones de toneladas de municiones, a las que hay que sumar más de 6,5 millones de minas antipersonas, según estimaciones internacionales.
Estas armas se guardan en unos 130 depósitos –algunos cerca de viviendas– donde los accidentes no son raros.
Entre octubre de 2003 y enero de 2006, al menos cuatro explosiones se produjeron en depósitos de municiones de armas, provocando la muerte de cinco personas y daños materiales importantes.