Turquí­a va a las urnas


Polí­tica. Un partidario del partido nacionalista durante un mitin en Estambul.

Más de 42 millones de turcos votarán el domingo en unas elecciones legislativas anticipadas que pueden ser determinantes para el partido en el poder, surgido de la esfera de influencia de los islamistas, tras la grave crisis polí­tica entre el gobierno y los sectores laicos.


«El resultado electoral será un test difí­cil para nuestra democracia», subrayó en su edición del sábado el diario Hurriyet en referencia a unos comicios cuyos primeros resultados se conocerán a partir de las 18H00 GMT.

La gran incógnita es el resultado del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en el poder) y el margen de maniobra del que dispondrá el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

Este último ya declaró su negativa a formar una coalición y anunció que se retirará si el AKP no logra gobernar en solitario, como ha hecho desde que ganó las legislativas de 2002.

Según los últimos sondeos, el AKP logrará un 40% de los votos. Ello le permitirí­a lograr más de 300 de los 550 escaños parlamentarios y contar así­ con una muy cómoda mayorí­a absoluta.

Sin embargo, una parte de la prensa ya ha advertido que esos sondeos tan favorables sólo son «propaganda».

En las legislativas de 2002, el AKP logró un 34% de los sufragios, o sea, 351 diputados.

Surgido de las cenizas de un partido pro-islamista en 2001, el AKP niega querer islamizar el Estado pero ello no calma la aguda desconfianza de los sectores laicos.

El laicismo estatal es un tema crucial en una Turquí­a musulmana al 99%. Fue el detonante en mayo de una crisis desencadenada por el intento del AKP de imponer a su candidato a la Presidencia del paí­s, el canciller Abdulá Gul, ex lí­der del movimiento islamista.

El ejército –que desde 1960 provocó la caí­da de cuatro gobiernos turcos– lanzó una dura advertencia contra cualquier intento de cuestionar el principio del laicismo estatal.

Además, los medios laicos (ejército, funcionarios, magistrados y profesores universitarios, sobre todo) pusieron en marcha una campaña de masivas manifestaciones populares contra el AKP, pues para ellos, el presidente es una «muralla protectora» contra la islamización del paí­s.

Pese a sus poderes limitados, el jefe del Estado nombra a los principales funcionarios y dispone del derecho de reenviar al parlamento, si bien una sola vez, las leyes a las que se opone.

El Tribunal Constitucional decidió el 1 de mayo anular la primera votación parlamentaria para elegir al Presidente, desencadenando un pulso entre sectores laicos y gobierno al que Erdogan intentó poner fin anticipando las legislativas inicialmente previstas para noviembre.

El nuevo Parlamento deberá designar rápidamente a un nuevo jefe del Estado, pues el mandato del actual, Ahmet Necdet Sezer, ya expiró el 16 de mayo.

El diario Milliyet se refirió el sábado a la posible elección de un candidato de «compromiso».

Cualquiera que sea el resultado del AKP, el nuevo Parlamento deberí­a ser diferente, con la llegada al mismo del Partido de la Acción Nacionalista (MHP), que se sumará al opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata), defensor del laicismo.

Los sondeos también predicen la entrada de diputados «independientes», concretamente pro-kurdos, que han elegido esa etiqueta para escapar de la barrera del 10% de votos a nivel nacional necesaria para que un partido tenga representación parlamentaria.