Turquí­a se alinea con Occidente en turbulencia regional


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Zeynep Gurcanli, un periodista turco, soportó los prolongados controles de seguridad a su llegada al aeropuerto internacional de Israel en sus viajes anteriores. Hace poco, sin embargo, las autoridades israelí­es desenrollaron la alfombra roja para los reporteros de Turquí­a, un antiguo aliado convertido en duro crí­tico.

Por CHRISTOPHER TORCHIA ANKARA / Agencia AP

«Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí­ se reúne con el grupo de periodistas turcos en el interior del puente de embarque, los separa de los demás pasajeros y los lleva al control de pasaportes en un vehí­culo que los esperaba cerca de la pista de aterrizaje», escribió en lí­nea Gurcanli para Hurriyet, un periódico turco.

«El control de pasaportes dura dos minutos, todos tenemos pasaportes normales, pero se nos permite pasar a través de la sección diplomática».

El tratamiento VIP y los amplios artí­culos sobre los puntos de vista de Israel en los diarios de los periodistas en Turquí­a reflejan un relajamiento de la tensión entre los dos paí­ses, aunque es demasiado pronto para calificarlo como un acercamiento. El estado de ánimo contrasta con el bajón en las relaciones de Turquí­a con Siria, un enemigo de Israel cuyas tropas ocuparon zonas cercanas a la frontera con Turquí­a en la represión de las protestas contra el gobierno.

En términos más generales, los levantamientos populares en Medio Oriente y el norte de ífrica han posicionado a Turquí­a, el mayor miembro musulmán de la OTAN, más cerca de sus tradicionales socios occidentales en los llamados compartidos por reformas y el fin de la violencia. La coordinación, al menos por ahora, socava la sensación de que Turquí­a habí­a estado girando «al este» mediante el establecimiento de relaciones con nuevos amigos como Irán y Siria a costa de Israel y otros intereses occidentales.

Turquí­a habí­a dicho que estaba ampliando su gama de relaciones diplomáticas y económicas en los últimos años bajo una polí­tica conocida como «cero problemas» con los vecinos, pero se está viendo obligada a repensar un enfoque que ha sido considerado de diversas maneras, desde ambicioso y visionario hasta ingenuo y eufórico.

«Siria fue el ejemplo ‘perfecto’ de la polí­tica de cero problemas. Trabajar con Occidente permite a Ankara pivotar de una manera que salve las apariencias», escribió en un correo electrónico a The Associated Press Henri J. Barkey, un experto en Turquí­a de la Lehigh University en los Estados Unidos y profesor visitante en la Carnegie Endowment for International Peace.

«Esto demuestra que Turquí­a es una potencia responsable que merece ser tenida en cuenta», escribió Barkey, señalando que el presidente estadounidense Barack Obama y el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, quien ganó un tercer mandato en las elecciones de mediados de año, han mantenido un contacto telefónico habitual sobre el problema de Siria. Más de 10.000 refugiados sirios se han resguardado en campamentos del lado turco de la frontera.

Turquí­a se mostró reacia a la idea de una operación de la OTAN contra la Libia de Moamar Gadafi. Terminó contribuyendo con buques y otros medios militares, aunque no participó en los ataques a las fuerzas leales al asediado lí­der. Al igual que en Siria, los lí­deres turcos se tropezaron con los lí­mites de un compromiso desenfrenado con la región cuando Gadafi rechazó sus repetidos llamamientos a hacer concesiones a la oposición.

El canciller turco Ahmet Davutoglu, arquitecto de la idea de «cero problemas» y uno de los propulsores de la idea de ejercer liderazgo regional, señaló una importante revisión de las polí­ticas cuando convocó a decenas de embajadores turcos a la capital, Ankara, a mediados de junio.

«Nuestra región necesita un serio proceso de reformas», Davutoglu le dijo al grupo. «Las solicitudes de las masas en distintos paí­ses son normales, justas y legales. Si estas se producen, nuestra región serí­a más estable, más democrática y más próspera».

Algunos analistas especulan que hay una rivalidad en ciernes entre Turquí­a e Irán, a pesar de que Erdogan ha defendido el programa nuclear iraní­ ante la consternación de Occidente. Irán etiqueta el levantamiento en Siria como una provocación dirigida por Estados Unidos y, también, en contraste con la posición de Turquí­a, dice que otros levantamientos regionales tienen por objeto sustituir a gobiernos apoyados por occidente con lí­deres islámicos como los suyos.

«Se nos dice que Irán tiene mucho que ver con la actual tensión en Siria, lo que no va a ayudar a las relaciones», dijo Ufuk Ulutas, un investigador de Medio Oriente en la Fundación SETA, un centro de investigación en Ankara.

Todaví­a quedan posibles focos de conflicto entre Occidente y Turquí­a, que está ansiosa por evitar las sanciones internacionales contra Siria, que afectarí­an a su propia economí­a. El comercio de Turquí­a se vio golpeado durante los años de sanciones contra Saddam Hussein y los castigos a Irán por su presunto programa de armas nucleares también afectan a los turcos.

Por otra parte, la candidatura de Turquí­a para unirse a la Unión Europea ha sufrido a causa del escepticismo europeo, los retrasos en la reforma de Turquí­a y una disputa sobre la dividida isla de Chipre. El ingreso parece aún más distante debido a la agitación financiera en Europa.

Los problemas de Turquí­a con Israel tienen sus raí­ces en la situación de los palestinos y son anteriores a la llamada «primavera árabe» de levantamientos contra los autócratas, pero hay indicios de que Turquí­a no quiere aumentar las tensiones mientras lidia con Siria y otros desafí­os.

Turquí­a todaví­a quiere una disculpa y una compensación de Israel, a pesar de que Occidente la insta a reconciliarse con su antiguo aliado, una medida que podrí­a eventualmente elevar a Turquí­a al estatus de mediador regional con el vital apoyo de Occidente.

Los turcos son «gente seria y quieren ser vistos como gente seria que sabe que hay problemas en la región y tienen una idea de cómo lidiar con ellos de una manera humana y con principios», dijo un diplomático occidental que conoce la perspectiva turca. El diplomático habló bajo condición de anonimato debido a lo delicado del tema.

La polí­tica turca es pragmática, dijo Alper Dede, un profesor de relaciones internacionales en la universidad Zirve en Gaziantep, una ciudad turca cerca de la frontera con Siria.

«Los conceptos de amigo y enemigo cambian rápidamente en las relaciones internacionales», dijo Dede. «A quién se considera un paí­s amigo depende de los beneficios que puede generar esa amistad».

“Siria fue el ejemplo ‘perfecto’ de la polí­tica de cero problemas. Trabajar con Occidente permite a Ankara pivotar de una manera que salve las apariencias. Esto demuestra que Turquí­a es una potencia responsable que merece ser tenida en cuenta.”
Henri J. Barkey
Experto en Turquí­a