El nuevo presidente turco, el ex islamista Abdulá Gul, se estrena hoy en su cargo mientras los principales líderes mundiales reclaman que prosiga las reformas democráticas emprendidas por Turquía.
En su primer día al frente de la República turca, Gul tiene previsto recibir a las 7: de la mañana, (1 horas de Guatemala) al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, que le presentará la composición del nuevo gobierno.
Gul y Erdogan pertenecen al Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP), que ganó ampliamente las elecciones legislativas celebradas anticipadamente el 22 de julio.
Ex ministro de Relaciones Exteriores, de 56 años, Gul fue elegido el martes presidente del país por el parlamento turco (en tercera votación), a pesar de las críticas de la oposición laica, que junto con el ejército, recela del pasado islamista del jefe del Estado.
Al asumir este cargo prometió fidelidad al régimen laico y se comprometió a ser un presidente imparcial.
Inmediatamente, los aliados de Turquía declararon su satisfacción la elección de Gul y expresaron su esperanza de que el nuevo presidente mantenga las reformas democráticas iniciadas ya por su país.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, aseguró que la presidencia de Gul puede significar «un impulso inmediato al proceso de adhesión de Turquía a la Unión Europea».
Barroso recordó que, como ministro de Relaciones Exteriores, Gul inició las conversaciones con la UE a ese respecto en 2005.
El presidente estadounidense, George Bush, felicitó por teléfono al nuevo presidente y reafirmó «el apoyo de Estados Unidos a Turquía, un aliado fuerte» de los estadounidenses.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, los primeros ministros griego e italiano, Costas Caramanlis y Romano Prodi, respectivamente, así como la cancillería austríaca también le felicitaron.
La prensa turca, por su parte, se mostró más prudente y así, el diario liberal Radikal exigió en su edición del miércoles al nuevo jefe del Estado que no olvide su juramento de fidelidad al laicismo.
El periódico popular Vatan consideró, que Gul y Erdogan tienen ahora la oportunidad de unir a toda la sociedad turca, aunque reconoció que lo tendrán difícil puesto que el nuevo presidente será sometido a un estrecho marcaje por parte de sus detractores.
Vatan destacó, además, que los principales representantes de la judicatura turca no estuvieron presentes en el acto de toma de posesión de Gul. «Es un signo de tensión», tituló.
Cuando el AKP nombró por primera vez a Gul aspirante a la presidencia turca, una parte de la sociedad turca se manifestó en su contra por su pasado islamista, temiendo que pudiese desaparecer la separación entre Estado y religión en una Turquía secular por su Constitución pero donde más del 90% de su población es musulmana.
Esta situación motivó un anticipo de las legislativas al 22 de julio, ganadas ampliamente por el partido en el poder, que volvió a proponer la candidatura de Gul como presidente del país.
En el ámbito económico, el nombramiento del islamista moderado fue acogido con satisfacción.
«La elección de Gul es una oportunidad importante para Turquía y para los sectores económicos», declaró en un comunicado el presidente de la poderosa Cámara de Comercio de Estambul, Murat Yalí§intas.
«Gul siempre ha estado al lado del mundo de los negocios y siempre lo estará», añadió.
Desde su llegada al poder en 2002, el AKP ha cosechado varios éxitos económicos: la inflación ha pasado de 29,7% en 2002 a 9,65% en 2006 y la tasa de crecimiento se mantiene en una media anual de 7%.