Turquí­a a la espera del veredicto


Espera. Miles de personas en Turquí­a esperan la resolución de la corte sobre la crisis polí­tica.

La tensión entre el gobierno y el ejército parecí­a hacer una pausa hoy en Turquí­a, donde todas las miradas se concentraban en la Corte Constitucional a la espera de un veredicto sobre la validez de la primera votación en el Parlamento para elegir al presidente del paí­s.


Al comenzar hoy su primera sesión después de un fin de semana agitado, la Bolsa de Estambul cayó 8,0%, antes de recuperarse ligeramente, mientras que la libra turca se depreciaba en las plazas mundiales.

«Nosotros observamos atentamente los acontecimientos en el mercado», declaró el ministro de Estado para la Economí­a, Abdulatif Sener. «El sistema es fuerte», aclaró sin embargo.

Tulay Tugcu, la presidenta de la Corte Constitucional, afirmó que tení­a esperanzas de que su jurisdicción llegase a una decisión sobre la validez de la primera vuelta de la elección presidencial, organizada el viernes, antes de la realización de la segunda vuelta el miércoles por la tarde.

«Nosotros hemos previsto llegar a una decisión el martes, pero el veredicto también podrí­a llegar el miércoles por la mañana», afirmó Tugcu, añadiendo que el relator de la corte habí­a trabajado durante el fin de semana para preparar su informe y presentarlo a los jueces el lunes.

Si los 11 magistrados fallan en favor del querellante, el principal partido de oposición parlamentaria, el Partido Republicano Popular (CHP, socialdemócrata), la elección será anulada y se convocará a elecciones anticipadas en un plazo de 45 a 90 dí­as.

El CHP basó su solicitud de anulación en un supuesto vicio de procedimiento, afirmando que se requerí­a un quorum de 367 diputados de los 550 que integran el Parlamento para iniciar la sesión durante la cual los legisladores eligen al presidente con una mayorí­a calificada de al menos 367 votos favorables.

El presidente de la Asamblea, Bulent Ariní§, del Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP, en el poder), una organización surgida de la tendencia islamista que presentó como candidato único a la presidencia al ministro de Relaciones Exteriores, Abdula Gul, consideró que un quorum de 184 diputados era suficiente.

La finalidad de CHP es obtener la convocación de elecciones anticipadas.

La oposición, la mayor parte de los medios de comunicación, asociaciones y grupos de presión -como la poderosa asociación patronal Tusiad- consideraron que las elecciones anticipadas serí­an la única forma de impedir que Turquí­a se hundiera en el caos.

Los defensores del laicismo estiman que el AKP del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, aunque se presenta como una organización «demócrata conservadora», trata en realidad de islamizar al paí­s.

Cerca de 1,5 millones de personas manifestaron contra el AKP el 14 de abril en Ankara, seguidos por un millón de manifestantes el domingo en Estambul.

El CHP presentó su solicitud inmediatamente después de la primera vuelta de la votación, en la cual Gul perdió la elección por sólo diez votos.

Pocas horas más tarde, el ejército acusó en términos muy duros al gobierno de no defender los principios laicos y recordó que estaba dispuesto a hacerlo en su lugar.

El recuerdo de las cuatro intervenciones anteriores de los militares sigue vivo. El gobierno llamó inmediatamente al orden al ejército, y Gul anunció el domingo que no retirarí­a su candidatura.

«La corte hará sin duda la mejor evaluación de la situación y llegará a la decisión correcta», declaró.

Rechazan golpe militar

La gigantesca manifestación de ayer en Estambul refleja la voluntad de los turcos de proteger a toda costa su forma de vida laica contra toda tendencia islamista, pero también su oposición a una nueva intervención del ejército, coincidieron hoy los analistas.

Numerosos defensores del laicismo invadieron Estambul ayer para denunciar lo que consideran como una polí­tica de islamización de su paí­s por el gobierno islamista conservador.

Entre las consignas que gritaba aproximadamente un millón de manifestantes hubo una que se destacó: «Ni sharia ni golpe de Estado, viva Turquí­a plenamente democrática».

Inicialmente, los organizadores querí­an denunciar al Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP, surgido del movimiento islamista), en el poder desde 2002, y a Abdula Gul, su candidato, un ex islamista, para la elección presidencial.

Pero el comunicado del ejército, difundido el viernes por la tarde, que acusaba enérgicamente al AKP de cuestionar los principios laicos, provocó una crisis. El tema de la manifestación cambió.

Aunque pocos manifestantes denunciaron esa incursión militar en la vida polí­tica, el ambiente general parecí­a decir: «nosotros estamos aquí­, el ejército no debe intervenir», declaró a la AFP Oral Calislar, un periodista y analista polí­tico.

Este hombre, que pasó en total siete años de su vida en las cárceles turcas, después de dos golpes militares, en 1971 y en 1980, vio en esta manifestación «histórica» una ocasión para que Turquí­a demuestre que ha llegado a la madurez democrática.

«Es algo bueno. La sociedad turca, conocida por su pasividad, bajó a la calle para gritar: ’estamos preocupados por el laicismo, pero no queremos un golpe de Estado’», destacó.

Los organizadores que pronunciaron discursos ante la multitud se distanciaron del «ultimátum» del ejército.

«Está claro que los golpes de Estado no son remedios, lo hemos visto y aprendido», afirmó Turkan Saylan, una profesora de medicina que dirige una organización no gubernamental que defiende fundamentalmente los principios seculares.

Sin embargo, Saylan recordó que «el ejército es una parte activa de la salvaguarda del laicismo y seguirá siéndolo».

El ejército es la institución más respetada del paí­s y derrocó a cuatro gobiernos en medio siglo, el último en 1997, en una atmósfera de desprecio general de la polí­tica.

Las leyes indican que el ejército, adalid de la ideologí­a de Ataturk, el fundador de la Turquí­a laica, es un guardián de los valores republicanos y tiene peso en la polí­tica, aunque las reformas pro europeas hayan disminuido su influencia.

Los manifestantes, que gritaron su lealtad al laicismo, base de la democracia turca, también destacaron que no quieren perder las conquistas democráticas, garantizadas parcialmente por una voluntad de adherir a la Unión Europea, destacó la prensa este lunes.