¿Tu Quoque ílvaro?


«Habí­a una vez»… un tiempo, en el que un inversor extranjero visualizó la posibilidad de que una deliciosa fruta tropical pudiera ser ofrecida al paladar, ansioso de novedades que les permití­a su posición de paí­s desarrollado, de los estadounidenses. Y así­ nació la United Fruit Company. Y así­, aprendieron sus jerarcas, a comprar voluntades de los polí­ticos, que como hoy, marrulleros, no tení­an empacho en vender a la Patria. Y aprendieron también, muy rápido a entender su entreguismo rampante. Y entonces empezaron a decidir quien podí­a y quien no podí­a gobernar este paí­s. Y nos llamaron «República Bananera», que era sinónimo de la absoluta dependencia.

Carlos E. Wer

Y fueron ellos, parte de la conspiración que derrocara al presidente Arbenz, por el atrevimiento de oponerse a la realidad de ese oprobioso apelativo. Porque no podí­an pensar que pudiera haber en esta tierra del quetzal y del banano, alguien que se levantara y exigiera al paí­s la lucha por su dignidad. Y obligaron entre los dólares que recibieran los traidores y los P-47 con que ametrallaran y bombardearan nuestras ciudades a retornar a la calidad de sirvientes que les habí­a sido arrebatada. Y así­, nuestra Guatemala, nunca ha podido levantar cabeza. Y la United Fruit Company, cambio de nombre y como Medusa, nacieron de su cabeza otros muchos hijos, con nombres diferentes. Y se llamaron Montana, y se llamaron Fenosa y se llamaron…de cuantos nombres más que representan cada vez más la entrega servil.

Pero el tiempo pasa. Y los nuevos «riesgos y amenazas», como les gusta modernamente bautizar a la obediencia que se debe a su muy particular forma de diseñar las polí­ticas que tiendan a alcanzar sus objetivos, exigen también, que en función de ellas, se amplí­e la coordinada lucha contra los flagelos que ellos mismos fomentan. Y, usándolos como pretextos, poder mantener a sus uniformados que disfrazados de asesores, mantienen la presencia de fuerza para controlar que no se perjudique a la sacrosanta «inversión extranjera», la que, fí­sicamente, se encarga de saquear nuestros recursos.

Hoy, que estrenamos gobierno Social Demócrata, muchos creyeron que las ideas de quienes lucharon por la Revolución, incluyendo a Meme Colom, que fuera sacrificado por su lucha contra el entreguismo, pudieran iniciar un proceso de rescate de nuestra Soberaní­a y nuestra Dignidad. Y que lucharí­an nuestros representantes por devolver, gradualmente a su pueblo, el beneficio de las riquezas que arrancan de sus entrañas. Sin embargo, la verdad amargamente es otra. Y otras empresas que vienen «a apoyar nuestro desarrollo» ya se ven en el horizonte como las nuevas United Fruit

Ed Schafer se llama el nuevo enviado a encabezar la visita que «fomente la cooperación «de doble ví­a», con la cual podamos pretender obtener los medios para resolver los problemas de miseria, de ignorancia, de atraso etc. que desde aquel aciago Junio de 1954, se han multiplicado. Ya la «punta de lanza» representada por una de las compañí­as más grandes del mundo, productoras de alimentos la Carguill, vino cargada de nuevos «espejitos» y se hizo de 600 caballerí­as en Ixcán. ¿Para producir alimentos?…no para producir palma africana y con ello los tan ansiados biocombustibles, que dicen, les liberarán de su dependencia de aquellos otros, que fósiles, les permitieran el dominio financiero global. Hoy, que esa riqueza se les ha escapado de las manos, buscan en nuestros pequeños paí­ses, la respuesta a las nuevas repúblicas «etanoleras»?¿y su población?…¿y la protección a su población que les exige la Constitución?…!Bien, gracias!

Y mientras comunidades completas de quekchí­es son expulsadas de sus tierras, la ubérrima región de las Verapaces, se ha visto invadida por los «nuevos buscadores de oro», quienes de la mano de otros zánganos nacionales, espejos en mano, se aprovechan de la ignorancia que han sembrado, para mantener a este pueblo de rodillas. Y aquellos que luchan por que la tierra les sea dada a quien la trabaja, volverán a enfrentarse a las acusaciones que nacen de la calenturienta mente de los «empresarios». Ya no será de comunismo. Ni de subversivos. Ahora será de terroristas, o de cualquiera otra invención que impida que un pueblo pueda escoger su propio camino. Que pueda libremente escoger la forma de gobernarse que les plazca.

La visita del representante del gobierno del genocida Presidente estadounidense se encargará de «conectar» a los mensajeros divinos de la inversión, con aquellos mal nacidos en esta tierra que se venden por treinta monedas de plata, empujando a la mayor parte de su población, a más atraso, a más pobreza, a más ignorancia y enfermedad. ¿Hasta cuándo nos liberaremos de gobiernos entreguistas?