Tu obligación, mi obligación…


«Sólo el necio confunde el valor con el precio»

     Antonio Machado, poeta español

 

El ciclo escolar 2009 no finaliza y ya los padres de familia debieron registrar a sus hijos en las escuelas públicas de todo el paí­s, esto, según dijeron las autoridades   del Ministerio de Educación,  servirá para conocer  la necesidad de nuevos centros de estudio y poder redistribuir a los escolares.

Edith González

Sin embargo, en muchas escuelas se negaron a continuar inscribiendo a los niños pasado el número que ellos consideran pueden atender. El problema se presentará más tarde, dijeron los directores, cuando los padres nos exijan  y nosotros no podamos atenderles, por falta de espacio, pupitres, textos y docentes.

Y es que   como ya hemos visto,  los textos no llegan, la refacción no existe, faltan escuelas, no les pagan a los docentes  y ahora  cuando  el gobierno declara la gratuidad escolar,  lejos de aumentar el presupuesto para educación y poder cubrir lo que los padres pagaban, como  agua, luz, teléfono, conserje, limpieza y hasta docentes,  las altas autoridades han  decidido  reducir el presupuesto de Educación para trasladar, según dicen, el dinero a nuevos programas; fuera  de control, sin supervisión presupuestaria ni beneficiaria.

Este gobierno presionado por el cumplimiento de las metas del milenio   y en una acción  de beneficio polí­tico  para ellos antes que personal para el pueblo decidió cumplir con el artí­culo 74 de nuestra Constitución Polí­tica  que expresa: Educación obligatoria. Los habitantes tienen el derecho y la obligación de recibir la educación inicial, preprimaria, primaria y básica, dentro de los lí­mites de edad que fije la ley. La educación impartida por el Estado es gratuita. El Estado proveerá y promoverá becas y créditos educativos. La educación cientí­fica, la tecnológica y la humaní­stica constituyen objetivos que el Estado deberá orientar y ampliar permanentemente. El Estado promoverá la educación especial, la diversificada y la extra escolar.

Por supuesto no parecen haber leí­do la segunda parte al pagar a los padres por mandar a los hijos a la escuela en lugar de obligarles a cumplir su parte, lo que podrí­a poner en peligro precisamente  el cumplimiento del  segundo objetivo: de las metas del milenio,  lograr la enseñanza primaria universal para el año 2015. Porque si se deja de pagar a los padres por cumplir su obligación ellos que no se sienten obligados dejaran de enviar a los niños a las escuelas,  lo que sumado  a la crisis económica, veremos pronto  empezando en la población tradicionalmente vulnerable, la infancia indí­gena y rural, el riesgo de que  abandonen tempranamente la escuela para apoyar a la economí­a familiar.

Y ello sin contar si  acceden  realmente a una educación de calidad, con pertinencia cultural.