Tropas de vuelta a EE. UU.


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Es incomprensible cómo los Estados Unidos siempre han tenido “Bárbaros” en su contra desde que llegaron los europeos al Norte del continente americano, llamado así­ por el navegante portugués Américo Vespucio. Desde los indios de esa parte del continente, pieles rojas o Native americans (Nativos americanos), como les llaman ahora por asuntos legales antidiscriminatorios, hasta los árabes en la actualidad.

Roberto Arias

 


Esta historia ha pasado por medio de un proceso alucinante, tan alucinante como el proceso que pasa ese pueblo por medio de la creciente e imparable drogadicción de sus juventudes desde los años sesenta y que conmovieron negativamente los cimientos de la población.

En esta columna se le ha denominado a Hollywood “La agencia de publicidad de Washington”. Desde los inicios de la cinematografí­a moderna, los indios pieles rojas fueron los bárbaros y/o los “malos” que asesinaban salvajemente a los pobrecitos colonos, quienes eran personas buenas y sencillas que llegaron pací­ficamente a poblar, desarrollar y enseñar a los pieles rojas a ser personas civilizadas. Hollywood nunca presentó la otra cara de la conquista, en la que la masacre de los indios fue tan violenta que acabaron, prácticamente, con todos los “indios salvajes” y dejaron muy pocos en “reservas” como mostrario de cómo fue su raza y su civilización. Los territorios se los robaron a sangre y fuego y formaron una nación que se ha dedicado a asaltar, como corsarios, a otros pueblos del mundo con el fin de lograr ellos sus objetivos de gran riqueza económica y poderí­o.

Después de los pieles rojas los “malos” fueron los alemanes, los japoneses y los italianos. Más adelante fueron los asiáticos en Corea y Vietnam; los latinos “Traficantes de drogas”, incluida la serie “Miami Vice” y ahora son los árabes, musulmanes y demás razas, religiones y nacionalidades de esa parte del ífrica y del Asia. El mundo entero es malo: Los gringos son los únicos buenos, según Holywood y sus medios de comunicación.

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunció recientemente el retiro de 33 mil soldados de Afganistán para septiembre de 2012. Puede que Obama esté obrando polí­ticamente correcto, sin embargo oficiales de alto rango del Ejército están pegando de gritos porque en apariencia esta decisión no ha caí­do en gracia dentro de los ocupantes del pentágono. Han pegado el brinco el almirante Michael Mullen, jefe del Estado mayor conjunto, y el senador John McCain dentro del pleno del senado.

Los alegatos son del corte de “Me preocupa mucho que la decisión del Presidente provoque un riesgo innecesario para el progreso de lo que hemos hecho hasta ahora, para nuestra misión y para nuestros hombres y mujeres uniformados”, dicho por McCain ante el senado. Evidentemente a Mike Mullen o a John McCain les viene del Norte que siga la matazón de civiles, hombres, mujeres y niños en Afganistán, porque ellos son los “Malos” y, a los “Buenos” les interesa nada más el “riesgo” para el progreso de sus “logros”, su misión y el “honor” de sus hombres y mujeres uniformados.

Naturalmente, no pueden respingar mucho, porque estos “logros”, incluyendo el asesinato de Osama bin Laden, si es que eso es cierto, van a favorecer a Obama en las próximas elecciones presidenciales. El botí­n logrado en esas jornadas en Oriente ha llenado los bolsillos de Washington y sus amigos pero, parece que ya se vislumbra un agotamiento económico. ¿Será esto cierto?