Con las tropas extranjeras preparándose para retirarse, el presidente Hamid Karzai le advirtió el martes a los soldados y policías afganos que enfrentan un año difícil a medida que asuman mayor responsabilidad por la seguridad.
Sin embargo, los exhortó a seguir adelante a fin de que Afganistán pueda defenderse a sí mismo.
«La OTAN y la comunidad internacional están ayudado a nuestro país. Pero esto no durará para siempre y no lo queremos para siempre», dijo Karzai a oficiales de la fuerzas de seguridad afganas congregados en el patio del palacio presidencial.
Pareció suavizar su retórica hacia a sus aliados occidentales, a los cuales ha acusado anteriormente de inclinarse a la ocupación del país.
Enfatizó, empero, que no negociará sus condiciones para una asociación estratégica que el gobierno afgano negocia con Estados Unidos en torno a la normas que regularán la presencia de las fuerzas estadounidenses a futuro. Karzai ha insistido en un fin a las operaciones nocturnas y dice que se requieren controles estrictos para prevenir que tropas internacionales lastimen o agobian a civiles.
«Alcanzaremos un acuerdo si se aceptan nuestras condiciones», afirmó Karzai.
Sostuvo que, aunque los afganos deberían estar agradecidos por la ayuda de la comunidad internacional, también deberían sentirse avergonzados de requerir tal ayuda.
«No estamos orgullosos de eso. La buena noticia vendrá cuando nosotros los afganos estemos protegiendo nuestra patria nosotros mismos», dijo.
La primera fase de la transición ha ocurrido durante las últimas dos semanas con la transferencia oficial de siete áreas al control de los afganos. La meta es transferir más de estas áreas gradualmente hasta que el gobierno afgano asuma control de la seguridad a nivel nacional en 2014, cuando Estados Unidos espera concluir las operaciones de combate.
En un recordatorio de que persiste un alto nivel de violencia, fuerzas afganas y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte dijeron el martes que 35 personas murieron el lunes, incluidos 22 insurgentes y dos policías en dos enfrentamientos diferentes en la inestable provincia de Helmand, al suroeste del país.