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En nuestra lucha por la vida sólo hay una decisión entre dos alternativas: aceptar el fracaso o seguir en la lucha hasta triunfar.
No hemos sabido nunca de nadie que haya triunfado sin tener que vencer antes algún obstáculo, tras de todos los grandes éxitos hay una larga serie de caídas y fracasos.
Sólo las piedras de los caminos están libres de preocupaciones, nada las molesta, nada necesitan, nada las conmueve. ¡Pero tú estás vivo! Eres un hombre, no una piedra. Tú puede elegir elegir entre vivir en un miserable agujero en la tierra o construirte un dorado castillo al sol.
Todo en ti está creado en una maravillosa armonía vertida de las manos de Dios. Eres un organismo viviente, capaz de la coordinación más perfecta y de los pensamientos más elevados. Las ideas más creadoras y los más poderosos dones están escondidos en tu mente, esperando la orden que les hará sacudir el polvo de la mediocridad y el pesimismo.
No es el fracaso lo que destruye al hombre,
sino el aceptar que ha fracasado.