Tristeza y orgullo en Argentina: «Un golpe al corazón»


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Argentina vivió ayer con una mezcla de orgullo y profundo dolor la derrota de su selección ante Alemania en la final del Mundial de fútbol de Brasil.

Por Gabriel Tuñez
Buenos Aires / dpa

Pese a la caída por 1-0 en la prórroga, miles de argentinos salieron tras el partido en forma masiva a las calles para dar una muestra de respaldo a su seleccionado.

Como en ocasiones de festejo, el Obelisco de Buenos Aires fue el punto de reunión elegido para una multitud que dejó sus hogares apenas finalizado el encuentro que se disputó en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.

La celebración, sin embargo, finalizó en serios disturbios protagonizados por decenas de aficionados.

Los incidentes se iniciaron cuando diferentes grupos de simpatizantes agredieron a varios equipos periodísticos de televisión que realizaban la cobertura de los festejos.

En seguida, decenas de simpatizantes se enfrentaron a golpes y luego se unieron para arrojar piedras contra la policía, que tras varios minutos reprimió la reacción con balas de goma y gases lacrimógenos.

Una situación similar de violencia, que incluyó destrozos y saqueos a comercios, se vivió en otras ciudades argentinas como Córdoba, La Plata y Mar del Plata.

Tal cual lo hicieron el miércoles, cuando el equipo nacional avanzó a la final tras superar en los penales a Holanda, miles de habitantes recorrieron las calles de sus ciudades en sus vehículos haciendo sonar las bocinas y agitando banderas nacionales.

Los argentinos estaban esperanzados en repetir el título mundial al conseguirlo en México 86 cuando vencieron 3-2 a Alemania en el partido definitorio.

Sin embargo, la historia tuvo similitudes con la final de Italia 1990, cuando fueron los germanos los que impusieron 1-0 y dejaron sin la copa a un plantel liderado por Diego Maradona.

«Argentina siente en el corazón haber quedado tan cerca de la gloria», tituló la versión digital del diario «La Nación». «Es un mazazo, un golpe que va directo al corazón. Esta vez, las lágrimas no son de alegría, brotan de tristeza», reflejó.

El diario «Clarín» destacó, en tanto, que Argentina se quedó sin trofeo, «pero con el pecho inflado y la frente bien alta».

En las calles de Buenos Aires, los simpatizantes dieron muestras de agradecimiento ante las cámaras de televisión a los futbolistas del seleccionado y al entrenador, Alejandro Sabella, por la «entrega», la «dignidad» y la «humildad» demostrada durante todo el torneo y pese a la derrota final.

Principalmente destacaron las actuaciones del volante Javier Mascherano y luego, la de su figura, Lionel Messi.

La canción conocida como «Brasil, decime que se siente» fue, al igual que durante todo el Mundial, la más entonada en la noche argentina, pero más como una petición de consejo tras la derrota.

En tanto, la actuación del árbitro de la final, el italiano Nicola Rizzoli, resultó cuestionada por no sancionar un penal a favor del seleccionado argentino que el arquero alemán Manuel Neuer le cometió al delantero Gonzalo Higuaín en el segundo tiempo.

Todavía en la actualidad, 24 años después, los argentinos recuerdan con enojo al árbitro mexicano Edgardo Codesal por sancionar un penal a favor del seleccionado de Alemania en la definición de Italia 90, una jugada que sentenció el resultado aquella jornada en la ciudad de Roma.

Justamente el diario deportivo «Olé» llamó hoy a Rizzoli «El Codesal del Siglo XXI». Una antigua espina que hoy vuelve a clavarse en el corazón argentino.