Los feligreses en Latinoamérica reaccionaron el lunes con asombro y tristeza ante la renuncia del papa Benedicto XVI, quien visitó la región dos veces.
En Nicaragua, el monseñor Sócrates René Sándigo, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, dijo que es «una noticia que no nos sorprende, porque el mismo Papa ya había dicho en algún momento que podía renunciar al cargo en vida, él siente que éste es el momento y es admirable la manera en que lo hace, porque se requiere de mucha valentía para hacerlo»
«Cuando tú hablas con el Espíritu Santo (sobre tu situación) y él te responde, solo queda anunciar la decisión y es acertado hacerlo cuando uno mismo siente que ya no puede más, es lo que ha hecho Benedicto XVI», dijo Sándigo en declaraciones a la televisión local.
Sobre un posible sucesor del Papa, el alto jerarca católico de Nicaragua prefirió no mencionar nombres, aunque dijo que en América Latina hay cardenales «con mucha capacidad» de asumir el trono de Pedro, pero que «es mejor esperar a que el cónclave sea iluminado para esa elección que dirá quién es el próximo guía de la Iglesia en la tierra».
En Honduras, el padre Juan Angel López, portavoz de la Iglesia Católica del país, dijo que «causa tristeza y conmoción, hagamos lo que él pide, oremos por él, no es una decisión fácil, por las consecuencias que se van a derivar, pero era consciente de que ya no podía desempeñar sus tareas».
En Ciudad de México, Uno de los creyentes, Marco Antonio ChisChistz, 60, corredor de bienes raíces, dijo: Estoy muy sorprendido. Lo tengo que digerir. Estoy como en shock. ¿Qué tan grave es su enfermedad como para que tenga que renunciar?»
Carmen Sánchez, una ama de casa de 81 años, comentó, «Siento mucha tristeza. Lo escuché en las noticias que a fin de mes renuncia. ¿Cuál es el motivo? Solamente Dios lo sabe».