La mayoría antisiria libanesa recibió con alegría la decisión de la ONU de imponer la creación de un tribunal para juzgar a los asesinos del ex primer ministro Rafic Hariri, pero la oposición cercana a Damasco la considera como una tutela internacional del país.
Las principales figuras del gobierno del primer ministro Fuad Siniora, apoyado por los países occidentales, se felicitaron del voto de la resolución 1757, que crea un tribunal para juzgar el asesinato de Rafic Hariri en febrero de 2005, cuando Líbano se encontraba aún bajo tutela siria.
Por el contrario, la oposición dirigida por el poderoso movimiento chiita Hezbola aún no había reaccionado oficialmente el jueves al mediodía.
La prensa allegada a la oposición marcó el tono.
«La resolución fue festejada por parte de los libaneses, mientras que los otros la reciben con prudencia y dudas», afirmó Al Ajbar. «El Líbano está desde ahora bajo tutela internacional», criticó.
«Nueva York impone el tribunal al Líbano… ¿Quién impondrá la armonía entre los libaneses?», se interrogó As Safir, mientras que Ad Diyar afirmó que se trata de «un plan de internacionalización que permitirá a Washington dirigir Líbano a través del tribunal».
En Beirut, jóvenes simpatizantes de la mayoría parlamentaria dirigida por Saad Hariri, hijo del dirigente asesinado, distribuyeron rosas blancas y pasteles orientales envueltos en celofán con la palabra «justicia».
Visiblemente feliz y emocionado, Saad Hariri fue el primero en felicitarse por esta «etapa histórica para proteger a Líbano».
El primer ministro Siniora quiso tranquilizar a Siria, que sin embargo boicotea su gobierno. La oposición libanesa prosiria califica de «ilegal» al gobierno de Siniora.
El tribunal «no está dirigido contra nadie, y sobre todo no contra la hermana Siria», declaró el Primer Ministro.
Sin embargo en Damasco, la prensa oficial se lanzó en picada contra la resolución 1757 y afirmó que estaba «motivada por el espíritu vengativo» de Estados Unidos.
Para el diario sirio As Saura, su adopción «constituye una politización de la investigación del asesinato de Hariri».
Justo antes del voto de la ONU, Siria había advertido que la creación del tribunal podría provocar una «deterioración» de la situación en Líbano, donde la violencia aumentó en las últimas semanas.
Siria, que fue acusada de estar implicada en el asesinato de Hariri, desmintió toda implicación y su presidente Bachar Al Assad anunció en mayo su rechazo a colaborar con el tribunal.
En Líbano, el temor se mezclaba con la esperanza. Hubo disparos al aire para celebrar la votación, y numerosos habitantes de Beirut, entre ellos Saad Hariri y Fuad Siniora, visitaron la tumba del Rafic Hariri en la Plaza de los Mártires, en el centro de la ciudad.
Antes de la votación, la capital estaba desierta y parecía una ciudad fantasma, vigilada por el ejército, con sus habitantes encerrados en sus casas por temor a nuevos atentados.
La resolución 1757 establece la entrada en vigor automática a partir del 10 de junio de la convención firmada en 2006 entre la ONU y Líbano que crea este «tribunal especial», a menos de un acuerdo interlibanés antes de esta fecha.
Según diplomáticos, comenzaría a sesionar dentro de un año, cuando esté más avanzado el trabajo de la comisión de investigación de la ONU.