El primer ministro tailandés, Samak Sundaravej, que se había negado a dimitir pese a las violentas protestas contra su gestión, deberá renunciar junto a todo su Gobierno por decisión del Tribunal Constitucional.
Los nueve jueces del Tribunal Constitucional de Tailandia determinaron hoy que Samak -aficionado a la cocina y conocido gastrónomo- infringió la Constitución al aceptar ser remunerado por una empresa privada por presentar dos programas culinarios en televisión.
«El Tribunal Constitucional juzgó por unanimidad que el primer ministro Samak Sundaravej violó el artículo 267 de la Constitución. Por ese motivo cesan sus funciones ministeriales», afirmaba el veredicto. «Como el estatuto ministerial de Samak cesa, el conjunto de su gobierno debe partir», agregaba.
El tribunal precisó sin embargo que el gobierno puede permanecer al frente de los asuntos corrientes durante 30 días, hasta que el Parlamento elija a un nuevo primer ministro.
Este veredicto es el resultado de una demanda presentada en mayo por un senador de la oposición, Ruengkrai Leekitwattana, escandalizado por hecho de que el primer ministro presentase dos programas de televisión, «Degustar y refunfuñar» y «Todos a la mesa a las 06H00», cobrando de una empresa privada cuando la Constitución se lo prohíbe.
Un programa de cocina logró así lo que no habían conseguido los manifestantes, que desde hace más de dos semanas protestan para pedir la dimisión de Samak, de 73 años.
Desde el 26 de agosto, miles de manifestantes monárquicos están atrincherados en el complejo donde se encuentra la sede gubernamental en Bangkok.
Sus detractores acusan a Samak de ser una «marioneta» del ex hombre fuerte de Tailandia, Thaksin Shinawatra, derrocado en un golpe de Estado en 2006 y refugiado en Gran Bretaña a raíz de acusaciones de corrupción y falta de respeto a la monarquía.
Tras violentos enfrentamientos entre sus partidarios y opositores que dejaron un muerto y 44 heridos, Samak decretó el 2 de septiembre el estado de excepción en la capital tailandesa.
Dos días más tarde, dimitió el ministro de Relaciones Exteriores, Tej Bunnag, ex consejero real que había llegado a la cancillería seis semanas antes, fragilizando un poco más la posición del gobierno.
Al aceptar la renuncia de su canciller, Samak había descartado la disolución del Parlamento o su propia renuncia.
«No voy a dimitir, ni disolveré el Parlamento. Permanezco para preservar la democracia y proteger la monarquía», afirmó Samak, investido primer ministro en febrero al término de las primeras elecciones legislativas desde el golpe de Estado.
Sin embargo, el dictamen del Tribunal Constitucional no le impide presentarse de nuevo al cargo de primer ministro y su formación, el Partido del Poder del Pueblo (PPP) -que dispone de dos tercios de los escaños en la cámara baja- afirmó que volvería a elegirlo a la cabeza del Gobierno.
«Respetamos el veredicto, pero este caso es demasiado técnico. Esperamos poder elegir urgentemente al nuevo ministro en el Parlamento mañana», afirmó el líder del PPP en la cámara, Kan Tienkaew.
El propio Samak no reaccionó inmediatamente a la orden del tribunal, pero los manifestantes afirmaron que continuarán con la ocupación de la sede del Gobierno.
«Continuaremos con la protesta (…) no estoy seguro de que el gobierno respete el veredicto», lanzó ante la multitud Prapanth Koonmi, uno de los líderes de las manifestaciones.
Parece así poco probable que este veredicto resuelva la crisis política tailandesa, que ha derrumbado la Bolsa de Bangkok haciéndola caer cerca de un 24% desde que comenzaron a finales de mayo las protestas antigubernamentales.